Cristiano Ronaldo no ha costado 96 millones de euros sino bastante más. A esa cifra habría que añadirle los 9 millones netos por temporada, que multiplicado por 6 ejercicios suman 54, más los impuestos correspondientes más, ojo al dato, el coste financiero.

Me comenta un bancario que los bancos, especialmente el Santander, ha derramado sobre Florentino Pérez -¡Oh capitán, mi capitán! 140 millones de euros para fichajes, pues en caja sólo quedaban los 40 millones del traspaso de Robinho.

Hegel decía que las diferencias de grado terminan por ser diferencias de naturaleza. Quizás por ello, el diario Expansión se ha apresurado a recordar que Pérez rentabilizará el fichaje porque durante su primera etapa como presidente del Real Madrid multiplicó por 3,5 los ingresos por este conducto. No lo niego pero las estadísticas tienen un techo y un suelo: nada puede bajar ni subir indefinidamente. Y esta misma mañana escuchaba a un afamado locutor radiofónico aseverar que el fichaje representa mucho dinero pero que no es caro, porque se le puede obtener mucha rentabilidad. No lo niego, pero no deja de ser lo del necio, que confunde valor y precio.

Por cierto, que Florentino Pérez confesaba recientemente sentirse desolado por la situación de la cantera. Pues mire usted señor Pérez, con 160 millones de euros se alimenta una cantera de 160.000 chavales, los mismos que ven frustrados sus sueños ya en juveniles, cuando caen en la cuenta de que, a pesar del esfuerzo realizado, nunca podrán llegar al primer equipo porque ese puesto está reservado para sus galácticos. Recuerde: un gran equipo es el que crea grandes jugadores, no el que ficha los jugadores que han creado otros. No me extraña que Pérez esté desolado con la cantera. Y más que lo va a estar.

Eso sí, toda estrella del deporte supone, además, un modelo para los jóvenes. Ahí sí que no puedo criticarle ¡Oh capitán, mi capitán! Nadie podrá dudar sobre ese espejo de virtudes que es el 7 del Manchester: modesto en la cancha. Discreto fuera de ella, buen perdedor, mejor ganador, amante del compromiso -sobre todo con las señoras-, generoso, humilde, sobrio...

Vuelve el madridismo, que ya no es afición al fútbol y pasión por unos colores, sino una empresa que acabará cotizando en Bolsa... aunque Pérez controlará la gestión, no lo duden. Cristiano no resultará un modelo para los jóvenes pero Pérez es todo un modelo para especuladores. Para especuladores apalancados, claro está, aquéllos que invierten con el dinero de los demás.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com