La petrolera china consiguió el visto bueno del Gobierno de Pekín para entrar en el sector petrolero brasileño. Se vende un proyecto de futuro a muy alto precio y con ello se financia la costosa inversión de prospección en Brasil

 

Es la operación del año: Repsol vende el 40% de su filial brasileña a la china Synopec (en teoría compañía privada, en la práctica -como ocurre en China-, propiedad del Gobierno) por 7.100 millones de dólares, que no irán a parar a la caja de la petrolera española porque servirán para financiar sin deuda la costosa inversión de prospección en aguas brasileñas. Por decirlo así, es dinero contante para un negocio futuro (y ojo, porque en materia de crudo siempre puede haber sorpresa). En otras palabras, la reacción lógica tras la noticia de hoy (la Junta comienza a las 15,00, hora local brasileña) es que la cotización de Repsol se dispare, entre otras cosas porque su apalancamiento va a seguir siendo mínimo.

Los chinos se han alineado ya 380 millones de dólares como señal, y tras la Junta de Repsol Brasil aportarán el resto, lo que supone valorar la compañía en cerca de 18.000 millones de dólares, mientras Repsol mantiene la gestión.

¿Qué es lo que ha ocurrido? Que Synopec firmó el preacuerdo pero sometido a la aprobación del Gobierno de Beijing, que es quien anda en las grandes compañías chinas, tengan capital privado o no. El acuerdo especificaba que la ratificación debía producirse antes de terminar 2010 y el Gobierno comunista ha esperado hasta el último momento. Eso sí, han pagado alto el coste de oportunidad y Antonio Brufau, presidente de Repsol, mantiene su estrategia de futuro: que Repsol sea una petrolera con petróleo, no una simple refinera.

Eulogio López

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