A los que se dedicaron el domingo, día 3 de marzo, a encontrarle tres pies al gato a las palabras pronunciadas en Roma por el ministro, Jorge Fernández Díaz, no hacen uso de la libertad que la Constitución en su artículo 20 otorga a los españoles, sino de su manifiesta ignorancia fruto, entiendo, de la pereza que les dio leer más de una frase seguida.
Con esto no se trata de defenderlo, la ministro, por católico ni por "popular", sino, sencillamente, porque el argumento que utiliza es de pura lógica.
Para entenderlo era tan fácil como avanzar unas líneas en el texto que casi todos cortaron y pegaron para leer, en palabras textuales: "Existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio, entre personas del mismo sexo, no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada".
Curioso. El argumento no solo no es fruto de la creencia del ministro del Interior, sino que se molesta en explicar que, en efecto, no va a utilizar argumentos confesionales. Creo que es de justicia lo hagan y por eso animo a los críticos con Jorge Fernández a cuatro lecturas en profundidad que no les llevarán más de 15 minutos.
A saber: el párrafo del ministro y tres artículos de nuestra Constitución, el 16, sobre la libertad religiosa, el 18, sobre el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen, y el 20, sobre la libertad de expresión y sus necesarios límites. Si no hay mala intención, les sorprenderá el resultado.
Enric Barrull Casals