El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, aparece en la mañana del miércoles 10 de agosto en las páginas de La Nueva España. En la entrevista afirma que España necesita una reforma laboral. Exactamente la que no se atrevió a hacer cuando era ministro de Economía después de que los sindicatos le montaran una huelga general. Hablar desde la atalaya del FMI resulta -sin duda- mucho más cómodo.
Por lo demás, la patronal CEOE trabaja en una reforma laboral que extienda al conjunto de los trabajadores la reforma de 1997. En aquella reforma se establecía una indemnización de 33 días para los trabajadores mayores de 45 años, mujeres y jóvenes sin empleo. Esta fórmula alegan los patronos- ha funcionado muy bien y tratan de universalizar el despido de 33 días por año trabajado a todo el colectivo laboral.
En realidad, la CEOE apostaría por un despido con una indemnización de 20 días (modelo iberoamericano) y no descausalizado (como el divorcio express). Pero estarían dispuestos a seguir aceptando la causalidad y elevar sus pretensiones a los 33 días de la reforma de 1997. Los sindicatos se niegan, pero el mal dato del paro en el mes de julio puede remover las sillas de cara a la próxima negociación colectiva. De momento, don Rodrigo calienta el partido desde la cancha.