El ABC alaba a Gallardón. No es para menos, su futuro puede depender de la recalificación de su sede social

Verano movido en el ambiente político y mediático –que no en el económico-. Días atrás, el todavía director del FMI, Rodrigo Rato, se reunía con un grupo de notables. Entre ellos varios ex ministros del Gobierno Aznar. El hombre del FMI les dejó de piedra. Oyéndole, uno diría que, en efecto, no va a volver a la política y que ahora lo que quiere es ganar dinero. Y el asombro llegó al límite cuando alguien le preguntó quién consideraba que era el candidato ideal a La Moncloa: Alberto Ruiz Gallardón.

Uno de los presentes confiesa que, en un primer momento, pensó que estaba hablando de coña. Todo el mundo sabe que el alcalde de Madrid le cae bastante gordo a Rato. Incluso en 2003, recién llegado a la alcaldía, cuando Gallardón decretó la más fuerte subida de impuestos municipales de toda la democracia en Madrid, el todavía vicepresidente segundo del Gobierno le recordó que el programa del PP consistía en reducir impuestos, no en aumentarlos.  Y ahora le proponía como presidente.

Pero Rato razonó su idea: cree que es el dirigente que puede ganar las elecciones, el que recibiría (un argumento muy utilizado por los próximos al alcalde) los importantes votos de Cataluña y Euskadi, el que más fama tiene de centro reformista, el chico de la derecha moderna y progre, eso que algunos llaman derecha pagana.

Cuando alguien le interrumpió para matizarle un ticket presidencial –esto más asimilable por el aparato- Rajoy-Gallardón, Rato fue condescendiente y aceptó, aunque su opción era mucho más revolucionaria. Para ser exactos, es exactamente lo que quiere Gallardón.

Por cierto, ¿por qué el ABC trata tan bien al alcalde de Madrid que se sitúa justo en la posición ratista, que tanto ha asombrado a sus ex colegas? Pues muy sencillo: en Vocento sueñan con que el señor Gallardón recalifique los terrenos de la sede social, ubicada en la carretera madrileña al aeropuerto, para poder construir viviendas, es decir, para dar el pelotazo. Una nueva operación Vicente Calderón, tan querida por el señor alcalde.