Sr. Director:
La vida humana está siendo continuamente devaluada. Por los pelos, casi sale un criminal con 25 muertos a sus espaldas de la cárcel, y una mujer aparece en televisión contando fríamente la fácil manera de asesinar a un señor.
Me refiero a Ramona Maneiro, la asesina de Ramón Sampedro, que apareció como una heroína narrando los terribles últimos momentos de su supuesto mejor amigo. Supongo que esa puesta en escena, teatral y fríamente escenificada, será una manifestación más de su supuesto dolor, aunque yo no vi dolor en sus ojos. Me cuesta creer que la muerte de un ser humano haya sido tan planeada, y pensada, y que el delito, ya prescrito casualmente, haya sido tan brutalmente aireado, y celebrado.
Felicito a Ramona, pues pingües beneficios ha recibido con su coreografía de la muerte, pero, en el fondo de mi corazón, la compadezco y me da lástima.
César Botey
botey@eresmas.com