Por otra parte, Rajoy aprovechó el encuentro para ponerse la venda antes de la herida sobre la actuación de las comunidades más ricas gobernadas por el PP. Si a Esperanza Aguirre le ponen eso a firmar, por supuesto que dirá que sí, porque cada uno defiende sus intereses; lo mismo que si la negociación se hubiera producido con Matas, pues habría hablado de las dificultades de la insularidad y algo se habría llevado. El error ha sido la negociación bilateral con alguna de las partes sin que el conjunto pueda determinar el interés general.
Posteriormente, la aludida, Esperanza Aguirre, salió al paso de los terroristas para afirmar que efectivamente si se lo dan a Cataluña, ella no querrá quedarse atrás. De esta forma se consagra el ¡Viva Cartagena! Hay quien piensa que estaría bien que alguien pensará en el interés general, aunque estuviera de responsable de CCAA. Pero Matas es incontrolable y Camps también, así que Aguirre ha decidido sumarse a la fiesta.
Por otra parte, el investigador César Nombela que ha jugado siempre a dos bandas y ahora parece descolgado del Gobierno socialista le presentó una pregunta a lo pelota: ¿Qué esperanza tiene Ud. de que el Tribunal Constitucional corrija los desmanes de ZP y los nacionalistas? Además, pudimos ver a Arias Cañete abrazando cariñosamente a la secretaria de política autonómica, Soraya Saenz de Santamaría, que en muestra de su juventud acudió al acto embutida en unos vaqueros. Menos mal que es la supuesta responsable del debate autonómico del PP. Y desde luego, también se dejó ver Lucía Figar, consejera de Inmigración, siempre escoltada por la reina madre, Esperanza Aguirre.
Por lo demás mucho famoseo político empresarial: el presidente de Sacyr, Luis del Rivero; el defensor del Pueblo, Enrique Múgica, abrazado al portavoz parlamentario del PP en la Comisión de Economía, Vicente Martínez Pujalte; el consejero de Familia y Empleo, de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, y por supuesto, los incombustibles Acebes, Zaplana y Michavila.