Es la gran decisión. Ahora mismo, Jerusalén y Washington ya están hablando sobre quién debe atacar Irán, con el consiguiente peligro de una guerra generalizada entre Oriente y Occidente, un verdadero choque de civilizaciones. Las cuentas de la inteligencia israelí son distintas de las americanas. Israel piensa que en menos de un año Irán puede disponer de armas nucleares, mientras que el Pentágono y la seguridad estadounidenses piensan que aún tardará años. La historia nos anima a presumir que son los hebreos quienes están en lo cierto. Además, saben que el primer objetivo de unos ayatolas con pistola nuclear sería Israel, el segundo, Europa, en tercer lugar, muy en tercer lugar, Estados Unidos.
Todo esto suena fuerte, pero es tan real que no caben políticas de avestruz. Si Teherán no se rinde a las presiones diplomáticas y por el momento lo único que ha hecho es cachondearse de ellas, especialmente de Bruselas- contará con ayuda norcoreana de arsenal nuclear en el Creciente Fértil, dispuesto a borrar a Israel del mapa. Y, por si fuera poco, será el banderín de enganche de una histórica peligrosísima para Occidente- unión de sunitas y chiítas, concretada en la alianza entre Damasco, Teherán y Bagdad. Enemigo único : el Occidente libre. En tercer lugar, Irán ha vencido por vez primera a Israel en Líbano a través de la guerra terrorista de Hezbolá. El método ha funcionado y pretende extenderlo todo lo que pueda.
Ahora bien, destruir el poder nuclear de Irán no es sencillo. Al igual que en Iraq, Estados Unidos parece abocado a cometer el mismo error de Iraq: invadir un país donde le odian los verdugos y las víctimas, Sadam Hussein y las víctimas de Sadam. En lugar de promocionar y financiar una oposición interna, a ser posible democrática, envió a sus marines, que destruyeron al Ejército iraquí en un mes para enfrentarse ahora a un ejército que emplea técnicas terroristas, es decir, que no da la cara, y que, por tanto, resulta imposible de vencer. Además, Irán es más peligroso que Iraq.
Tampoco se trata de destruir un reactor nuclear en una incursión aérea, porque ya no se trata de un complejo : el poder nuclear iraní son muchos complejos, repartidos por todo el territorio, muchos cerebros procedentes de la Unión Soviética, donde el uranio enriquecido se vende como los plátanos en los mercados madrileños, dispersión y capacidad de renovación. De hecho, como advirtiera el Sunday Times, el problema es que los expertos norteamericanos e israelíes hablan de emplear bombas atómicas controladas (que por muy controladas que estén supondrían una verdadera carnicería) y eso antes de que Irán tenga capacidad de responder.
Por el momento, la única idea, un tanto vaga, que existe es la de que sea Estados Unidos quien ataque, con un bombardeo masivo desde el aire y mar (eso sí lo saben hacer), dado que el territorio norteamericano, por el momento, se encuentra a salvo de los misiles iraníes. Israel se aprestará a la defensa y el Pentágono deberá defender a sus marines en Iraq. Ahora bien, estamos hablando de movimientos que pueden provocar una guerra global.
Los mercados financieros viven al margen de todo esto. En el siglo XXI, el dinero se independizó del devenir político. Una decisión tomada por una causa justa pero que supone la mayor memez de los últimos años. La moda surgió en Estados Unidos, cómo no, bajo el aforismo de que los políticos no hacen otra cosa que liarlo todo y perjudicar los negocios. Wall Street y el complejo industrial norteamericano vive hoy todo al margen de lo que le permite la política. Una memez, digo, porque uno puede pasar de la política pero la política nunca pasa de uno. Los hombres del dinero norteamericanos comienzan a comportarse como los europeos políticos y empresarios-, es decir, con la política del avestruz, y confían en que el fracaso de Bush en Iraq le lleve a impedir un ataque contra Irán, un ataque que sería desde el mar y el aire. Sólo que la comunidad judía recuerda que Bush está muy debilitado por el caso iraquí. No en Iraq, sino en casa. Confianza vana: Bush puede ser un pato cojo, un presidente con fecha de caducidad, pero ojo : precisamente por eso puede ser más peligroso. No tiene nada que perder.
Por tanto, el plan, insisto, apenas pergeñado, si he de hacer caso a las mismas fuentes diplomáticas, se inclina por que sea Estados Unidos, no Israel, quien ataque Irán, y en principio sería una bombardeo del país para reducir su ejército y sus centros neurálgicos a escombros y, en la medida de lo posible, hacer lo mismo con sus centros y su personal nuclear.
Es lo más parecido a la III Guerra Mundial pero, al parecer, nadie quiere darse por enterado. El mundo del dinero, menos que nadie.
Y en España, preocupados por la tontuna de Batasuna.
Eulogio López