Me lo explica así un cajero mesetario, al que le han salido los dientes en el sector: "El problema del BBVA es que le falta liderazgo". Es triste, pero tiene razón. ¿Por qué nadie piensa en una OPA sobre el Santander y todas las semanas algún analista habla de la "paella BBVA"? Pues porque Emilio Botín es un empresario –del sector bancario, pero empresario- mientras Francisco González es un financiero. Empresario es el que produce algo, financiero es aquel que compra y vende. Para Botín, el Santander es el negocio familiar, cuyo patrimonio hay que conservar e incrementar; para FG, el BBVA es el instrumento para su carrera profesional.

Recuerden que las grandes empresas no son de sus propietarios, sino de sus líderes. Por eso me agradan tan poco las grandes empresas y me gustan tanto las pequeñas. El gran engaño de la modernidad consiste en centrar la discusión entre propiedad pública y privada, cuando el verdadero enfrentamiento se registra entre grandes y pequeños propietarios, entre los pocos grandes y los muchos chicos, y lo mismo da si el grande es una multinacional o un ministerio.

Por tanto, me molestan, con idéntica intensidad, Paco y Emilio, Emilio y Paco. Ahora bien, puestos a elegir me quedo con el viejo rico que con el nuevo, prefiero Emilio a Paco. El porqué es sencillo.

¿Por qué nadie piensa en una OPA sobre el Santander? No es cuestión de núcleos duros: FG posee un 0,06% del BBVA, pero Botín, con un 0,8%, tampoco es mucho más propietario de la finca. No: lo que ocurre es que Botín quiere morirse de banquero, el más grande a ser posible, quiere seguir con el negocio, mientras que FG es un financiero cuya única obsesión es vender por 4 lo que compró por 3. Botín considera que lo que haga grande al Santander le engrandece a él, porque él es el Santander; FG vive pendiente de utilizar su Presidencia para engrandecer su fortuna. Los empresarios cuidan del patrimonio de la empresa; los financieros cuidan de su patrimonio personal.

Esa es la razón por la que BBVA es permanente carne de OPA mientras –todo puede ocurrir, pero me extrañaría- al Santander nadie se le imagina opado. Botín es un líder porque tiene vocación de continuidad; en FG, lo único que posee continuidad son sus intereses personales. No se si la traducción es muy rigurosa, pero podríamos decir que Botín quiere el dinero para obtener poder, mientras FG quiere el poder para engrosar la faltriquera.

Eso es lo que valora la Bolsa, por cuyo juicio no siento el menor aprecio, pero que resulta decisivo. Botín nació banquero, FG nació corredor bursátil: Sin embargo, eso que llamamos ‘el mercado' –y que, dicho sea de paso, nadie sabe lo que es- valora al Santander mucho más que al BBVA. El mercado ve en Botín a un líder, a FG sólo le ve como un jefe temporal.

Y así, se da una paradoja, mejor, un absurdo: desde que FG se quedó como presidente único, el BBVA valía tanto como la entidad cántabra más el Banco Popular. Hoy, cinco años después, el Santander vale más que la suma de BBVA, Popular, Sabadell y Bankinter juntos, y eso sin contar Banesto, que debería sumar con el Santander, su matriz, y no con el conglomerado.

Y la ciencia económica –supuesto y no admitido que exista tal cosa- sentencia que no debería ser así. A fin de cuentas, el BBVA es un banco más rentable que el Santander, entre otras cosas porque el equipo directivo del banco con sede en Bilbao puede decirse que inventó la banca moderna en España.

Cuando un país está en crecimiento y se siente dueño de su destino, es muy difícil pararle; cuando un país está en liquidación, como le ocurre a España, todo aquel que tiene algo no piensa en mejorarlo, sino en venderlo. En la piel de toro, actualmente hay muchos más efegés que botines.

A día de hoy, el esquema que dibujara Hispanidad sigue siendo el vigente en la City. Banqueros y cajeros hablan de ello, aunque ninguno se permitirá decirlo en voz baja. Es la tesis de Emilio Botín: ningún banco español lanzará una OPA sobre el BBVA. Por el contrario, esperan que lo haga un banco extranjero (HSBC y Citi son los más citados) y entonces se producirá la reacción española, que será una muestra más del síndrome ABN, o nueva era del capitalismo depredador: una contraopa conjunta de Santander, unido a un grupo de banco y cajas, y posterior troceo del grupo de FG entre los postores.

Aclaración presuntamente necesaria: ¿Significa todo esto que Emilio Botín sea mejor persona que FG? Por supuesto que no. Ambos son unos déspotas incapaces de algo parecido a la amistad. Los ricos no tienen amigos porque son paranoicos: sospechan que todo aquel que se les acerca pretende sacarles algo. Para Botín "lo que no son cuentas son cuentos", para FG, todo estriba en convertirse en "un domesticador de hombres". Simplemente, el primero es un líder que sabe administrar patrimonios ajenos; el segundo es un gestor de fincas que utiliza el dinero de los demás para engordar su propio patrimonio. Y lo hace muy bien, que conste. Sólo que el mercado lo sabe, y cree en la vitalidad de uno y en la caducidad del otro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com