El cardenal Rouco afirma que le legislación pro-abortista ha ido en línea creciente atentando contra la vida del no nacido hasta límites verdaderamente escandalosos desde el punto de vista ético y moral.
Partiendo de ahí, declaró que el magisterio de la Iglesia se ha ocupado muy cercanamente de los Derechos Humanos. Para el cardenal, no hay posible teoría de los derechos fundamentales capaz de realizarse de modo positivo si se prescinde de sus fundamentos y vínculos en relación con Dios. No hay -aclaró- libertad que se pueda defender contraria a la ley de Dios.
Y es que tiene razón, puesto que si miramos el preámbulo de la Carta de los Derechos Humanos, vemos que tiene como objetivo liberar a la humanidad del terror, la miseria y el miedo, cuestiones muy debatidas en la II Guerra Mundial, como la igualdad entre hombre y mujer, los derechos de las minorías y de los pueblos colonizados, la instrumentalización del poder
En todo caso el sujeto de los derechos humanos es el ser humano, por tanto, la interpretación de los artículos de la Carta sobre la defensa de la vida se pueden interpretar, al igual que ocurre con el de la Constitución española. Sin embargo, la legislación que se va desarrollando en la Europa libre y en América es una respuesta a la concepción del ser humano desde su concepción hasta su fin natural.
Pese a ello, desde hace relativamente poco, se está dando una legislación pro-aborto- que se impone hasta hoy, desgraciadamente, siempre en línea creciente atentando contra la vida del no nacido hasta límites verdaderamente escandalosos desde el punto de vista ético y moral.
José Morales Martín
jomomartin@gmail.com