El 5 de agosto pasado se conoció el borrador final de la declaración de Jefes de Estado y de Gobierno que se firmará con ocasión de la Asamblea General de la ONU, llamada Milenio 5, (14-16 de septiembre).
Se trata de la expresión de una serie de compromisos que refuerzan la imposición del nuevo orden mundial anticristiano, la mayoría de ellos enunciados con un lenguaje convincente para quien no esté advertido. El documento refuerza las llamadas Metas u Objetivos del Milenio para el Desarrollo, sobre a los que ya nos hemos referido reiteradamente. Sólo a modo de ejemplo, damos cuenta de algunos puntos de los 158 párrafos del nuevo documento.
Aborto y perspectiva de género
En el nº 36 se reafirma la implementación de la Declaración y la Plataforma de Acción de la Conferencia de Beijing sobre la Mujer (1995), que como sabemos es uno de los documentos en el que el feminismo abortista se basa para reclamar a través de la promoción de la igualdad de género el aborto como derecho humano. Expresamente se dice, asegurar el acceso a la salud reproductiva de mujeres y niñas, es decir asegurar el acceso al aborto químico y/o quirúrgico. Además se agrega, (nº 37), promover activamente la perspectiva de género en la implementación, monitoreo y evaluación de todas las políticas y programas y en todos los ámbitos sociales.
Los chicos no son de sus padres, son del Estado
En el nº 121 la declaración afirma: nos comprometemos a asegurar los derechos de cada niño dentro de nuestras jurisdicciones sin discriminación de cualquier tipo, sin tener en cuenta la raza, el color, el sexo, la lengua, la religión, las opiniones políticas u otras convicciones de sus padres o representantes legales . Entonces, ¿será atentar contra los derechos de los niños no entregarles anticonceptivos a espaldas de sus padres?, o ¿que éstos los eduquen en su fe y en sus convicciones éticas y morales?
La única religión universal
En el nº 123 reafirman la Declaración y el Programa para la Cultura de la Paz, un proyecto de credo universal ateo, relativista, adoptado por la Asamblea General en el año 2000, en cuya preparación, como informamos en su momento, intervinieron los promotores de la Carta de la Tierra y fue financiado por Ted Turner a través de su sectaria organización anticristiana United Religions Iniciative (URI). Recordamos que el Programa fue aprobado en el año 2000, para superar las religiones dogmáticas (entre ellas el cristianismo), a las que se le adjudican raíces violentas y fundamentalistas, en oposición radical a la nueva civilización del diálogo, la paz y el desarrollo.
El Gran Consejo de Derechos Humanos
En el marco de un aumento de poder, que los Estados otorgarían en desmedro de su soberanía a los distintos órganos de la ONU: Secretaría General, Consejo Económico Social (ECOSOC), etc., la Comisión de Derechos Humanos, se convertiría, según el número 138 del documento, en un Gran Consejo Universal de Derechos Humanos, es decir de los derechos humanos interpretados y reinterpretados una y otra vez por los distintos Comités de los tratados, que ya han impuesto a nivel global, por ejemplo, los llamados derecho al aborto y a la libre opción sexual.
No entramos en otros temas, basta lo expuesto para darse cuenta que lo que se busca no es evitar genocidios, la protección de la mujer y de los niños ante la violencia, el desarrollo económico sostenido, el desarrollo sustentable, y la erradicación de la pobreza, el hambre y la enfermedad, sino que estos términos son madrigueras. Esconden el próposito de reducir a la servidumbre, a la dictadura universal del relativismo, a todo el mundo.
Recordamos que al borrador anterior de este documento, las únicas ONG a las que les fue permitido proponer sugerencias, para clarificar su lenguaje en orden, por ejemplo, a los derechos sexuales y reproductivos, los derechos humanos y el medioambiente, fue a las organizaciones feministas, Center for Women¹s Global Leadership (CWGL); Development Alternatives with Women for a New Era (DAWN); United Methodist UN Office, Women¹s Environment and Development Organization (WEDO), y Womens International League for Peace and Freedom (WILPF), todas ellas integrantes del Caucus de ONGs de la Comisión de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas. Fueron autorizadas a intervenir para así monitorear, por el mandato que recibieron en la Cumbre de Río (1992) y en la Cumbre de Desarrollo Sustentable de Johannesburgo (2002). (Proposed Language Amendments on the Draft Outcome Document for the Millennium 5 Summit, 14-16 September 2005, 10 June 2005).
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