Poca importancia, por no decir ninguna, está dando el Gobierno Zapatero a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará en Costa Rica. Por enésima vez, y al igual que hiciera José María Aznar durante su segunda legislatura, la Cumbre se centrará en crear la ya por cinco veces fundada Secretaría Permanente de la Comunidad Iberoamericana, una forma de institucionalizar el mundo hispano creando una institución que no hace nada, y de la que sólo se sabe, como se sabía un lustro atrás, que tendrá sede en Madrid y su primer mandatario (ya hubo uno, de nacionalidad mexicana, cruzado de brazos, aunque con página WEB, eso sí) no podrá ser español.

Las relaciones entre España e Iberoamérica se han deteriorado, al tiempo que el continente hispano vive una nueva era de populismo, en este caso izquierdista, a cuyo frente se encuentra el venezolano Hugo Chávez, el principal valedor de Fidel Castro, y de cuyas esencias participan el argentino Néstor Kirchner, el brasileño Lula da Silva, y muy pronto podrían unirse bolivianos, peruanos y ecuatorianos.