Decíamos ayer que el Nuevo Orden Mundial (NOM) -que nos describe el argentino Juan Claudio Sanahuja en su obra Poder Global y Religión universal- se entregaba al eclecticismo, a un sincretismo un poco bobo y un mucho majadero.

Pero, además de sincrético, la otra nota distintiva de la nueva religión global y relativista para un poder global y absolutista es el panteísmo. Sanahuja recoge una maravilla del Parlamento catalán de las religiones, en 2007. Presten toda su atención: Proclamamos que la protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la tierra son un deber sagrado. Otro mundo será posible si los seres humanos somos capaces de manifestar plenamente a Dios, la Realidad Última (así, con mayúsculas), el todo del que formamos parte.

Esto es lo que ocurre, queridos lectores de Hispanidad, cuando, en lugar de solazarse con ese genial equipo llamado Barça, la gente se aburre: que se dedica a regoldar insensateces.

Pero Leonardo Boff, mi buen Leonardo, el chico de la teología de la liberación, el ex cura liberado de tabúes, como no podía ser de otra forma por una ex monja, lleva la majadería hasta el final. Pasen y vean: La especie humana está condenada a hacer lo que hace porque es un parásito de la tierra Es mucho mejor para la tierra que desparezca este cáncer. La Tierra puede seguir tranquilamente desarrollando otra forma de vida. La infraestructura biológica es candidata a sucedernos porque es portadora de espiritualidad Las religiones abrahámicas son las más violentas, porque se creen portadoras de la verdad, como el Papa en Ratisbona

Y ojo, porque, recuerda Sanahuja, el relativismo ético impone la renuncia a las propias convicciones. Lo que aparenta ser la ideología de la máxima tolerancia no admite el disenso. Ejemplos: una de las obsesiones del Nuevo Orden Mundial en el momento presente es suprimir la objeción de conciencia, un derecho sin el que el resto de derechos no tiene sentido alguno. Los médicos que se nieguen a asesinar neonatos deberán inscribirse en un listado de apestados. Igualito que los judíos en el mundo nazi que debían llevar un brazalete con la estrella de David, especificando su nefanda condición.

La suma de todas las religiones no admite credo alguno: se despide a maestras, azafatas y presentadoras de TV que llevan una cruz al cuello o a la enfermera que dice a un enfermo que rezará por él, se retiran los crucifijos de todos los espacios públicos, se prohíbe tocar las campanas de las Iglesias y las representaciones navideñas, se condena (recordemos al juez Fernando Ferrín) a los jueces que no promueven la homosexualidad, se niega a casar gays o a que una pareja de lesbianas se encargue de la educación de una niña, se impide el cese de un director de una escuela católica que perpetra homomonios, a los médicos que se niegan a realizar fecundación in vitro, se cierran agencias de adopción católicas por negarse a donar niños a parejas gays o lésbicas. Con razón decía el cardenal Ratzinger que el relativismo es el nuevo rostro de la intolerancia.

Eulogio López

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