Ambos jueces fueron inhabilitados por prevaricación. Ferrín por intentar buscar una solución, siempre dentro de la norma que una niña de pocos años fuera adoptada por dos lesbianas. Garzón (en la imagen) por el delito en mi opinión menos grave de los tres de los que se les acusaba: espiar a abogados defensores cuando hablaban con sus clientes.
Pues bien, el Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial, siempre políticamente correcto, han perseguido a Ferrín -un tío con menos posibles que Garzón- para que devolviera todos los salarios de demora mientras se procesaba su caso. En Hispanidad lanzamos una colecta para que Ferrín, insisto un tipo sin posibles, que vivía de su sueldo, pudiera devolver lo pagado.
Pero Baltasar Garzón es distinto. Con un patrimonio considerable, Garzón exige 11 meses de salario de tramitación. En Hispanidad apostamos por su petición: creemos que le concederán a Garzón lo que le negaron a Ferrín.
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