¿Se imaginan la impresión que nos causaría sentir hoy a un jefe nazi decir es necesario seguir matando judíos para garantizar la seguridad que buscamos para la raza aria? O ¿al jefe de la GESTAPO afirmando, ja arreglaremos nosotros eso de que besen a una Virgen negra?
Sin ir tan lejos, ayer mismo, olvidando el derecho a la vida de los no nacidos, y uniéndose a la insensibilidad mostrada por otros compañeros de partido, la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, persona en quien recae la obligación de vigilar por la salud de todos los españoles, insistió en que la reforma de la Ley del Aborto es "necesaria".
Sin buscar otras alternativas para los niños engendrados y no deseados. En otro tiempo, los no deseados acababan en campos de concentración o en, hoy, en el cubo de la basura.
Atreverse a afirmar, además, creemos que es un ley buena, que trata de reforzar esa garantía y esa seguridad que buscamos para las mujeres, sin tener en cuenta, no ya al no nacido, sino la salud de esa pobre mujer que se ve llevada a perder a su inocente e indefenso hijo. Desgraciadamente se vuelven a cometer los mismos errores de hace 60-70 años.
Durante el viaje en autobús a Madrid el pasado día 17, un compañero, hablando de la barbaridad de la Ley, comentaba: Voy por que cuando me pregunten mis nietos, de aquí a 40 años, como consentías esas leyes, pueda decirles, al menos fui a Madrid a pedir su retirada, aunque teníamos un Gobierno que no escuchó a nadie.
Óigame Sra. Jiménez, pasará a la historia como quien hizo una ley que permitía matar a los no deseados, más aún, a los no queridos. Y es que quieren convertir un delito en un derecho.
Pedro J. Piqueras Ibáñez
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