- "No podía abrirlas y por eso las mujeres tuvieron que levantarme para llegar a la mesa sobre la cual no podía apoyarme", recuerda la sudanesa condenada a muerte por convertirse al cristianismo.
- Las autoridades islámicas también la condenaron además a cien latigazos por el supuesto delito de adulterio.
- Finalmente, su condena a muerte fue anulada pero sufre un calvario para salir del país.
- Lo último: Meriam ha sido denunciada por su familia por "pertenecer a su padre", lo que podría retrasar su salida del país.
Aunque lo último es que tras un calvario de acusaciones, detenciones y liberaciones, Meriam ha sido denunciada otra vez, esta vez por su familia por "pertenecer a su padre", lo que podría retrasar su salida del país, según Europa Press.
Pero, volviendo a la entrevista en la CNN, Meriam contó que antes de dar a luz a su hija en la cárcel en la que estaba "solo podía pensar en mi hijos y en cómo iba a ser el parto. Lo que más me asustaba era la idea de alumbrar en prisión". "Di a luz encadenada en mis piernas. No podía abrirlas y por eso las mujeres tuvieron que levantarme para llegar a la mesa sobre la cual no podía apoyarme", recuerda.
Estas circunstancias, que generaron una serie de problemas para el parto, podrían tener efectos serios en la salud de su hija. "No sé si en el futuro ella necesitará ayuda o no para caminar", dice Meriam.
La joven mujer recuerda asimismo lo "terrorífico" que fue cuando la policía sudanesa la arrestó a ella y a su esposo. "Estábamos asustados y preguntándonos qué estaba mal. Nos encerraron en un cuarto durante unas cuatro o cinco horas y todo el tiempo estuvimos tratando de adivinar cuál fue el problema".
Meriam, de 27 años, fue condenada a muerte tras ser acusada de renunciar al Islam por tres personas que fraudulentamente aseguraron ser sus hermanos y su madre. La joven asegura ser cristiana, y haber sido criada como tal por su verdadera y fallecida madre, luego de que su padre musulmán las abandonara cuando ella tenía solo 6 años. Las autoridades islámicas la condenaron además a 100 latigazos por el delito de adulterio, pues su matrimonio con Daniel Wani no es reconocido como tal bajo la ley musulmana.
"Siempre he sido cristiana. No podría haber sido musulmana con las cosas que ellos dicen y la forma en que me tratan -con un seikh distinto viniendo a hablarme de vez en cuando y las mujeres en prisión diciéndome todo tipo de cosas como 'no comas la comida de la infiel' y señalándome como 'cristiana'-. Siempre que había estos diálogos la policía también se les unía", concluye. Tras ser advertida por un religioso musulmán del peligro para su vida y luego de habérsele ofrecido volver al Islam, Meriam aseguró que "soy cristiana y seguiré siendo cristiana".
Finalmente, un tribunal anuló la condena a muerte, pero desde entonces sufre un calvario para poder salir del país.
Sudán del Sur, país mayoritariamente cristiano, se separó hace unos años de Sudán del Norte, mayoritariamente musulmán, después de una guerra civil. El esposo de Meriam, Daniel Warni, tiene doble nacionalidad: es sudanés del sur y estadounidense.
Meriam afirma que las acusaciones contra ella y su esposo no son ciertas y que los cargos ante la corte se presentaron antes que la policía investigase. "Ahora no puedo ni siquiera decidir lo que debo hacer. Quiero viajar pero al mismo tiempo ya no quiero viajar. Pero en el estado en el que estoy hace que me vea forzada a ello. Todos los días aparece un nuevo problema para poder salir", afirma.
Meriam comenta luego que "la embajada de Sudán del Sur asumió la responsabilidad y entregó los documentos. Es mi derecho usarlos y tener un pasaporte de Sudán del Sur porque mi esposo es un ciudadano de ese país. Él tiene un pasaporte estadounidense y uno de Sudán del Sur".
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com