¿Para qué aumentar las penas sobre corrupción si los políticos se resisen a ser juzgados y los jueces convertidos en confesores, juzgando conciencias, son un desastre con patas
El Gobierno Rajoy intensifica las penas contra la corrupción pero no acepta nada, lo que se dice nada, en el caso Bárcenas (como el PSOE no acepta ni una miajita en el caso de los Eres).
Si se quiere luchar contra la corrupción hay tres medidas básicas que se pueden realizar desde el Boletín Oficial del Estado, no desde la conciencia particular de cada hombre público:
1. Reducir el número de potenciales corruptos, reduciendo el número de funcionarios y de instituciones políticas al mínimo. Eso sí que merecería una reforma constitucional.
2. Que para partidos políticos, sindicatos y empresarios se instaure el mismo sistema de financiación que para la Iglesia Católica: que sean los españoles quienes decidan qué dinero le otorgan a los partidos. Así, además comprobaríamos quiénes son más populares: si los partidos políticos o la Iglesia que, según ellos, es odiada por todos los españoles.
3. Lo más importante: limitación de mandatos para todo tipo de cargos públicos. El servicio público debe recuperar su condición de vocación de servicio al público y dejar de servirse del público. Y con ello terminaríamos con el político profesional, que ya se sabe es el político que no tiene profesión alguna. Ya saben, gente sin oficio ni beneficio.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com