Será un gran día, sin duda, cuando en España se rompa el bipartidismo PP-PSOE. Ahora bien, el problema es que se rompa con elementos tales como, verbigracia, Unión Progreso y Democracia (UPD). Porque entonces casi me quedo con este eterno cara y cruz entre la izquierda pagana y la derecha pagana, porque lo de doña Rosa Díez siempre me ha parecido algo muy cercano al fascismo, es decir, la deificación de la nación y la cosificación de la persona (léase aborto).
Y mucho me temo que no me siento especialmente gozoso con la llegada de Mario Conde.
No es que Conde sea de izquierdas o de derechas, de cosmovisión cristiana o anticristiana, liberal o estatista. No, el problema es que es un ególatra de dimensiones cósmicas: lean este apartado de su biografía: "Llegué a Deusto con 16 años y viví un primer curso en una casa particular, porque no conseguí plaza en el Colegio Mayor. Estudié como un bárbaro. Entonces me di cuenta de que nosotros, en mi casa, no teníamos patrimonio del que pudiéramos comer el día de mañana, así que detrás de los libros no sólo había cultura, profesión, conocimientos, sino, además, medio de vida. Por tanto a eso me dediqué. Y como encima me gustaba mucho lo que leía y estudiaba, fui un alumno dicen que excepcional en aquella Universidad. Confieso que solo saqué un sobresaliente en toda la carrera porque el resto fueron Matrículas de Honor. Eso motivó algunos comentarios acerca de mi capacidad mental, de tono elogioso, por supuesto, incluso alguno exagerado porque escuché como uno de mis profesores, un poco aturdido por la calidad de un examen oral mío, aseguraba que mi inteligencia no era humana sino angelical. Eso pasa por ser creyentes a rajatabla en esas estructuras jerarquizadas de la divinidad".
Y no creo que se precisen más comentarios.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
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