He leído que a principios del siglo XX, los arqueólogos tuvieron dificultades al identificar monumentos egipcios en los que las inscripciones que nombraban al faraón constructor, no correspondían con la época en que se habían edificado.
Descubrieron después, que se habían grabado los nombres del impostor sobre el del verdadero constructor. Estas falsificaciones se producían con los cambios de dinastía, una vez desaparecida la precedente.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, acompañada de los aspirantes Sebastián y Simancas, han "inaugurado", un día antes de su inauguración oficial por sus auténticos constructores, la estación del Metro de la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas. Han creado una nueva categoría de "okupa", la de obras públicas.
Si tenemos en cuenta que dicha ministra se opuso a su construcción y que la misma se ha hecho íntegramente con los fondos de la Comunidad de Madrid, su cara alcanza grados de dureza que exceden los que mide la escala de Mohs, que termina en el 10 del diamante.
Al menos, los egipcios esperaban a que hubieran desaparecido los verdaderos autores.
Por la Libertad
Francisco Mateos Pérez
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