Ramón Rato declara ante el juez que las acciones de Aguas de Fuensanta valían el doble de lo que Banesto pagó por ellas. Sorprendente, porque el banco tuvo que hacerse con Aguas de Fuensanta y renunció a ejecutar los avales. Al revés que Emilio Botín, Rodrigo Rato sí admite que mantenían una relación más allá de lo institucional. El juez deberá aclarar un cúmulo de contradicciones entre los hermanos Botín, los hermanos Rato y Alfredo Sáenz, además de un sospechoso pago de 600.000 euros a una sociedad sin actividad por la venta de Castellana 7
Son dos casos en uno: la venta de Aguas de Fuensanta, cuyo principal accionista eran los hermanos Rato -entonces Rodrigo Rato era vicepresidente económico del Gobierno- y la venta de la que fuera sede social de Banesto, sita en Castellana 7. Se siguen en el Juzgado de Instrucción numero 47 de Madrid y ha dado lugar a un vodevil de contradicciones entre los hermanos Botín, Jaime y Emilio (Caso Aguas de Fuensanta. Los hermanos Botín se contradicen ante el juez) y entre el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, y su propio jefe de filas, Emilio Botín (Alfredo Sáenz contradice a Emilio Botín: insiste en que la venta de Castellana 7 se gestó en el Santander), a lo que ahora, mañana del martes 26, hay que añadir la comparecencia ante su Señoría de los hermanos Rato, que aún complica más la cuestión.
Porque contra todo pronóstico, Ramón Rato, conocido por Moncho, asegura ante el juez que el paquete de Aguas de Fuensanta -en plena quiebra técnica- valía el doble de lo que pagó Banesto. Curiosísima afirmación, dado que el banco renunció a los avales y compró el paquete de referencia por una cantidad que permitió a los Rato satisfacer las deudas pendientes e incluso ganar un dinero. ¿Desde cuándo un banco renuncia a ejecutar avales y, aunque estaba en proceso de vender toda su Corporación Industrial decide comprar una empresa de Agua Mineral?
Por cierto, mientras Emilio Botín declaraba que la relación con el vicepresidente económico Rodrigo Rato era institucional, éste reconoce que sí, que había una relación personal entre ambos. Hoy, Rato trabaja para Botín en el Banco de Santander y el gobernador que interviniera Banesto, Luis Ángel Rojo, sería fichado como consejero del Santander.
No sólo eso, el titular del juzgado 47 analiza en el mismo sumario la venta de la sede social de Banesto en Castellana 7. Botín dice que no sabe nada de eso, pero su memoria es frágil, pero Sáenz asegura que fue el Santander quien le pidió que pagara 600.000 euros de comisión por la venta a una sospechosa sociedad radicada en el paraíso fiscal de Madeira y que, miren ustedes por dónde, dedicó el dinero obtenido a dar créditos hipotecarios a particulares en el País Vasco, con un consejo de administración en el que figuraban el vicepresidente e interventor de la Caja Laboral, de la Cooperativa Mondragón. La misma entidad que costeó la fianza de Otegui y algunos de cuyos directivos fueron imputados de blanquear el dinero del impuesto revolucionario de la banda terrorista ETA. Seguiremos informando.