La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no ha salido muy bien librada del Congreso popular. Esperanza lucha por ser la presidenta del Partido en Madrid y, sobre todo, por convertirse en la sustituta de Mariano Rajoy, en una crisis que algunos auguran no muy lejana en el tiempo. El primer problema político es que Esperanza ha encargado a su vicepresidente, el sinuoso Ignacio González, que le prepare el camino hacia la Presidencia del PP en Madrid y hacia la Presidencia del PP nacional. Ahora bien, González está dispuesto a despejarle el camino en la región central, pero no a plantar una batalla contra Rajoy porque es el primer convencido de que sería un desastre.
Pero hay más problemas. La madre de Esperanza Aguirre, señora Gil de Viedma, se había empeñado en que se cesara a una locutora de Telemadrid, que no era de su gusto. Alguien debió de entender mal la orden, ya que se ha cesado a Belinda Washington, directora del programa de la mañana, cuando lo que realmente quería la madre de la presidenta era cargarse a doña Marta Robles, responsable del espacio vespertino. Lo cual demuestra dos cosas: que una madre es una madre y que la señora Gil de Viedma, después de todo, no tiene mal gusto. Lo que ocurre es que no sabe transmitir correctamente sus anhelos. Es un problema de comunicación.