Siento pena por la Ministra de Sanidad, que aspira a inmolarse nuevamente en Madrid, por satisfacer a su Jefe. Una mujer, cuyo único mérito, después de vagar con la chupa, ha sido la gestión de una pandemia que nunca existió, tirando a la basura muchos millones de euros invertidos en unas vacunas que hay que quemar.
Ella sabe, como cualquier hijo de vecino, que Madrid no es Cataluña, ni Extremadura, ni Andalucía, regiones que soportan con agrado la demagogia socialista; en Madrid sabemos diferenciar un discurso serio de una prédica electoralista. Y ésta es la razón por la que nuestra región está a la cabeza de toda España en avances sociales, libertades, empleo, economía, educación, sanidad y tantas otras cosas.
Un pueblo educado sabe elegir a dirigentes honestos y competentes y no permite a corruptos, perversos e inútiles. El pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece, siendo terreno abonado para la demagogia.
En Madrid queremos seguir siendo el motor económico de España, hacer frente a la crisis a la que nos llevó Zapatero, mantener las libertades de la que no disponen en otras regiones como las mencionadas; queremos que los derechos constitucionales sean respetados, así como los derechos humanos; queremos y lucharemos por la unidad de España, tan amenazada con el actual gobierno.
En Madrid no queremos que unos pederastas institucionales abusen de nuestros niños con prácticas sexuales en determinados talleres, acortando su hermosa inocencia; queremos una educación libremente elegida por los padres, sin adoctrinamientos y en la lengua oficial y común de todos. No estamos dispuestos a aceptar más asesinatos de niños por nacer, ni a que se impida la objeción de conciencia en esta materia. Tampoco nos seduce la degradación de la familia impuesta por Zapatero contra la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo.
Por todo esto y mucho más, señora Jiménez, no te auguro ningún porvenir en Madrid; podrás inventar tantas mentiras o más que tu Jefe, pero no te vamos a creer. Como tu padrino es Zapatero, aunque lo niegas, tienes poco que hacer. Preséntate en alguna de las regiones que te señalo más arriba, tal vez allí sí te crean.
Pablo Delgado