En el mejor estilo de Foreign Office el premier pasó de verdugo a víctima y solicitó a la presidenta argentina si su país respetará la decisión de los habitantes de las islas Malvinas, que quieren seguir siendo británicos.
Algo parecido sucede en Gibraltar: los llanitos consideran que los pequeños pescadores de la zona no deben faenar en sus ampliadas -unilateralmente ampliadas- aguas gibraltareñas, por razones medioambientales, lo cual tiene su coña, porque se entiende que el mar está compartimentado por parcelas de límites invisibles y que si pescas en un se resiente la a una marina de la parcela vecina. Hablamos de la franja que rodea el peñón.
Miren qué cosas: el principal argumento británico para detentar las Malvinas y Gibraltar es que los ciudadanos de estos pequeños enclaves quieren seguir siendo británicos. Oiga señor Cameron, y los ciudadanos de Hong Kong, ¿querían ser chinos, mismamente súbditos de la tiranía de Beijing, o preferían continuar como británicos? Y si querían ser británicos, ¿por qué cedieron la colonia a los camaradas de Pekín? A lo mejor la respuesta radica en que el ejército chino es mucho más poderoso que el español o el argentino. Esto es, que si no les hubieran devuelto a la colonia los chinos la habrían tomado por la fuerza.
Eulogio López
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