Y en plena crisis, con el negocio recurrente en pérdidas, se suben los sueldos. Por el contrario, las entidades de ahorro pagan mejor a sus empleados que los bancos. Es más: las cajas han entrado en crisis cuando se han comportado como bancos de inversión y se han apalancado. Basilea III es, en economía, la obra cumbre del Nuevo Orden Mundial (NOM): el oligopolio del dinero
¿Saben ustedes en qué se diferencian bancos y cajas de ahorros? En muchas cosas, ciertamente, pero hay una que revela el busilis del asunto, esa obsesión del Gobierno Zapatero por convertir a las cajas de ahorros en bancos: los salarios de los directivos.
No sabemos cuánto cobra Rodrigo Rato porque el Banco financiero y de Ahorro está en formación pero sí sabemos que, con incentivos, su antecesor, Miguel Blesa ganaba 1,2 millones de euros como presidente de Cajamadrid, cuarta entidad de España. Pues bien
Como consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz salió por los 11 millones de euros en 2009. El presidente del BBVA, Francisco González por 6 millones pero dependiendo de los bonus ha llegado a cobrar 9 millones por año. Además, acumula una pensión de 90 millones de euros y, que se sepa, aún no ha renunciado a su blindaje (prometió hacerlo cuando alcanzara los 80 millones y ya debería haberlos alcanzado el 31 de diciembre).
Vamos ahora con los bancos que ya han proporcionado resultados en 2010, Banesto y Bankinter, que, por pura casualidad, son más pequeños que Cajamadrid.
La presidenta saliente de Banesto, Ana Patricia Botín, salió por 2,5 millones de euros y acumuló una pensión de 25 millones. Ahora, en Santander Reino Unido, superará los 3 millones. José García Cantera, el consejero delegado, cobro 1,5 millones y se le ha subido el sueldo un 28%, quizás para premiar una cuenta de resultados horrible que ha necesitado de la ayuda de la matriz asumiendo activos inmobiliarios- para salir adelante.
Jaime Echegoyen se marchó de Bankinter a finales de 2010 con más de 2 millones de euros de salario pese a dejar un banco en pérdidas, si nos atenemos al negocio recurrente.
Sí, los salarios de los directivos dicen poco sobre el total del balance y del negocio de un banco, pero lo dice todo sobre la gente que dirige la nave y, con ello, lo dice todo sobre el modelo de negocio. No olvidemos que la empresa es el único barco que hace aguas por la parte superior. Las cajas politizadas o no- eran me temo que habrá que empezar a hablar de ellas en pasado- entidades mutuales, y eso se notaba en la austeridad de sus directivos. Por eso mismo, en paradoja bastante habitual, no es casualidad que las cajas paguen mejor a sus empleados que los bancos.
Y las diferencias retributivas dan razón, también, de por qué las cajas se han dedicado menos que los bancos a especular en los mercados financieros. No era su estilo.
Y, de paso, también sabrán por qué los cajeros -afortunadamente hay excepciones- corren presurosos a convertirse en banqueros: para cobrar más, especialmente a través de las opciones sobre acciones. Y a esto le llamamos reforma financiera. ¡Y olé!
El fallecido Luis Valls, que convirtió al Banco Popular en el más rentable del mundo, definía a su entidad como una caja ilustrada. Ya sabía de lo que hablaba, ya. Era la entidad española donde los ejecutivos cobraban menos y la primera en eliminar la participación en beneficios de sus consejeros.
Es más: las cajas no tienen que convertirse en bancos por mor de Basilea III. Las cajas han entrado en crisis cuando han empezado a comportarse como bancos, y como bancos de inversión, a apalancarse en los mercados y a especular en bolsa, en actividades ajenas a la economía real.
Sí, es verdad que Basilea III impone unas normas que dificultan las participaciones industriales pero, sobre todo, es una normativa, un modelo, una forma de hacer, que lleva al oligopolio, a destruir todo lo pequeño a favor de grandes monstruos financieros desde los cuales, los poderosos del dinero, en íntima alianza con los políticos, puedan chantajear al común de los contribuyentes antes conocidos como pueblo soberano-.
Lo que está ocurriendo en España es una muestra inequívoca de ello: fusiones frías (yo diría que son calientes, pues vienen forzadas desde el poder) hasta que 50 cajas se conviertan en diez, o menos y modifiquen su naturaleza jurídica por la de bancos-sociedades anónimas.
Ciertamente, Basilea III no explica por sí sola la conversión de las cajas en bancos (los salarios son causa más próxima) pero ayuda a crear el oligopolio financiero internacional. Representa una de las más preciadas construcciones de la plutocracia internacional progresista, a su vez, uno de las hijas más amadas del Nuevo Orden Mundial (NOM). Todo tiene que ser grande para poder ser controlado mejor. Por definición, el poder es cosa de pocos.
Y naturalmente, recordar que, dicho todo lo anterior, las cajas de ahorros fueron fundadas por la Iglesia Católica para combatir la usura de los banqueros. La usura de hoy se llama especulación y apalancamiento financiero. Es decir, que estamos ante una nueva desamortización eclesiástica.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com