Aquel mes de 1965, la Corte Suprema de Estados Unidos, estableció un precedente judicial para lograr que la Constitución legitimara a las jóvenes el derecho de confidencialidad en las prácticas carnales. Eso significa que los Estados de la Unión no lograrían impedir que una mujer consiguiera pastillas para el control de la natalidad.
La querellante era Estelle Griswold, directora de Planned Parenthood League of Connecticut. La Paternidad Planificada de Estados Unidos es la hijuela de la Federación Internacional de Planificación de la Familia, el mayor organismo protector de la anticoncepción y el aborto. Griswold inauguró un chiringuito de control de la natalidad y fue apresada y sancionada por trajinar con pastillas anticonceptivas, que estaban prohibidas. El caso fue enviado a la Corte Suprema. Planned Parenthood League, que estaba vulnerando la ley, consiguió fundamentar, con este proceso, una referencia oficial para comerciar con píldoras abortivas.
Son muchas las letales secuelas de la píldora y de otras elaboraciones anticonceptivas que originan abortos químicos. Por este motivo, la American Life League, unido con la Pro Life Wisconsin y Pharmacists for Life Internacional Associate Groups, convocan a todos los mortales pro vida para un acto de protesta contra la pastilla criminal que asesina a criaturas inocentes, animando a la condena de los tugurios que comercializan productos abortivos.
American Life League declara que los abortos constituyen una plaga. La Universidad de Pittsburg juntamente con la Ohio State University y el Bioquímico de la American Life League, Bogomir M. Kuhar, comprobaron que en las últimas décadas se produjeron entre 9 millones de abortos.
Vida Humana Internacional respalda los esfuerzos de American Life League por difundir la verdad sobre la píldora abortiva y los otros mal denominados anticonceptivos.
Clemente Ferrer
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