Superadas sus cuitas judiciales, Cortina y Alcocer exigen participar en la gestión de ACS. De esta forma, Florentino no podrá cumplir su sueño: volver a ser presidente del Real Madrid y seguir controlando ACS a través de Fernández Verdes. En electricidad, Pérez ya sólo espera que le den, sea quien sea, el 13% de activos de Iberdrola para unirlos a Fenosa y poseer una eléctrica de tamaño medio
Decíamos ayer que el sueño de Florentino Pérez consistía –y consiste- en abandonar la Presidencia de la constructora ACS y recuperar la Presidencia del Real Madrid, que aún considera que le fue arrebatada con malas artes (aunque fue él quien dimitió), y que el club blanco ha ido dando tumbos desde su marcha. Desde luego, si se refiere a tumbos jurídicos, sombra de sospecha y zonas de sombra, especialmente en el acceso de Ramón Calderón a la cumbre, no le falta un ápice de razón.
El plan estaba claro: convertir al discreto Marcelino Fernández Verdes, el hombre de Dragados, en su sucesor. Sobre todo porque, aunque no ha surgido de la cantera ACS lleva años con Florentino y su relación con los otros dos grandes accionistas y competidores, los March y los Albertos, es mínima.
El camino estaba perfectamente trazado, y debería coincidir con dos acontecimientos: las próximas elecciones a la Presidencia del Real Madrid, que si se agudizan los problemas judiciales de Calderón-sobre quien se mantiene la firme sospecha de fraude, provocado por él o del que se ha beneficiado- no tardarán en convocarse.
Ese momento debería coincidir con la solución a su inversión en Iberdrola. Aquí. Pérez lo tiene claro: abandona toda posibilidad de hacerse con Iberdrola o de fusionarla con Fenosa, lo que le queda es aprovechar el 13% de los activos para unirlos a Fenosa y crear una eléctrica de tamaño medio. Ese sería el momento de la despedida.
Ahora bien, todo este edificio tan bien preparado puede venirse abajo por la curiosísimo fallo del Tribunal Constitucional en favor de Alberto Cortina y Alberto Alcocer, que echa por tierra la sentencia del Tribunal Supremo, además de la confianza en la Justicia de los españoles y el descrédito definitivo del TC.
Y es que los Albertos están crecidos, han vuelto a ser admitidos en la alta sociedad y SM el Rey ya filtra que frecuenta su compañía. Y justo ahora es cuando los Albertos quieren participar en la gestión de ACS. Para los primos, es el momento de hacerle pagar a Pérez los años en que les ha hecho vivir bajo una espada de Damocles bloqueando al primer accionista del Grupo (el primero, o el segundo, si consideramos que Corporación Alba sólo puede comprar la mitad de la participación). Ahora exigen participar en la gestión de un negocio que conocen muy bien, y, como primera medida, han vetado el nombre del asturiano Marcelino Fernández Verdes como primer ejecutivo. Quieren, por ahora, que todo siga como está, pero dejando claro que Pérez es el primer ejecutivo y el tercer accionista, y que debe rendir cuentas al primero.