La propuesta del Círculo de Empresarios para el impulso del cheque escolar ha chocado con la patronal de centros religiosos Educación y Gestión y la Federación de Religiosos de la Enseñanza (FERE). Argumentan que la educación no es un negocio y que no puede someterse al criterio del mercado, aunque el cheque escolar lo que haría es transferir el poder decisorio de las congregaciones religiosas a los padres, legítimos sujetos primarios del derecho-deber de educación de sus hijos.

La propuesta no es tan extraña. En Valencia ya existe el cheque escolar para los niños de 3 a 6 años. Y en Lombardía (Italia) también se ha aplicado con éxito. El cheque italiano es de 1.050 euros para familias con ingresos menores a los 46.597,62 euros. Con ese dinero se financian los gastos operativos del centro educativo y se avanza en el proceso de libertad educativa, señala el impulsor del proyecto Marcello Raimondi.

La oposición no opina lo mismo. Desde las filas de la izquierda se critica lo que consideran falta de control sobre la calidad de la oferta educativa y la preferencia de la escuela pública. "No soy contrario, sino contrarísimo a que 50.000 familias acaparen 37 millones de euros detraídos de la escuela pública", señala Gianni Confalonieri, portavoz de Rifundazione Comunista. En todas partes cuecen habas. Mañana, análisis sobre la batalla de la escuela de iniciativa social en Andalucía.