Sr. Director:
Pensando en cómo quedará una noticia dentro de no poco tiempo he redactado este ejemplo.
Los/as diputados/as más jóvenes/as (este término ya fue patentado en tiempos de Felipe González por su esposa) llegaron a el/la Congreso/a acompañados/as de los/as más mayores/as. Ocuparon sus respectivos/as escaños/as, (el último, al menos, rima con España) mientras el/la Gobierno/a se aposentaba en el banco/ca (no confundircon negocio bancario) azul/rosa. Tras debatir los/las proyectos/as pasaron a un/a ágape/a, en él/ella se sirvieron vinos/as, cervezos/as frescos/cas (perdón, no quería molestar). Todo/a se acompañó de canapés variados/as de: pavo/a, caballa/o (pez-peza), pollo (omito el femenino por no prestarme a equívocos/as malintencionados/as).
Algunos/as hojeaban y/o ojeaban libros/as (no se trata de la famosa moneda), como había poca/o luz/o algunos/as se le pusieron rojos/as los/as ojos/as.
¡Uf, que trabajo me cuesta escribir de este modo igualitario! Y ahora que lo pienso mejor, ¿qué hago perdiendo el tiempo, estrujándome las neuronas para hacer esta ridícula mamarrachada?
Para esto tenemos a unos/as dirigentes/as muy preparados/as y al mismo tiempo tan igualitarios/as. Así que dejo de hacer el ganso y voy a leerme, por ejemplo, el artículo 14 de la Constitución, aquel que dice más o menos: Todos los españoles somos iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de.
Manuel Villena Lázaro
manolovillena@hotmail.com