La Constitución dice que las cajas de ahorros deben de centrar sus actividades en sus territorios de influencia. Pero aquellos monopolios de facto fueron rotos por la propia CECA. El resultado de la competencia no puede ser mejor: entidades más saneadas, mejor gestionadas y eficientes. Y todo ello sin perder su espíritu original, su apego a la sede social, su compromiso social y cultural con sus depositantes, etc.

Así que ahora es paso podría salir al exterior. Si no lo han hecho antes es porque el Banco de España nos e lo ha permitido. Y según algunos analistas consultados, esta incapacidad para emprender el vuelo fuera del territorio nacional es el que las ha hecho invertir en industria. ¿Dónde van a invertir si no? Por supuesto, la apuesta industrial de las cajas tiene también otra lectura: el empujón por parte de las CCAA para apoyar la industria regional y la apuesta por sectores regulados.

Pero esto podría acabarse. La patronal de la banca AEB, ya ha afirmado que no pondrán ningún impedimento a que las cajas salgan al exterior si el Banco de España lo autoriza. En realidad se trata de algo más que un gesto gentil de abrir la puerta. Se trata de empujar a MAFO a liberar a las cajas para que desinviertan en industria, emprendan el vuelo hacia el exterior y acudan al mercado a buscar una financiación que ahora no necesitan. ¡Tachán! Y así llegamos a las cuotas participadas, que es de lo que se trata. Un instrumento posible desde hace algunos años al que las cajas nos e han acogido por falta de necesidad. Pero si se les permitiera acudir al exterior, necesariamente recurrirían a las cuotas participadas. Y eso significa que los bancos entrarían en el capital de las cajas. Por la puerta de atrás, con unos títulos castrados de derechos políticos. Pero cuando un banco tenga un porcentaje elevado de cuotas participadas, ¿cómo se le impedirá que gobierne? El dinero manda. Así que podemos empezar a asistir al comienzo de la desnaturalización de las cajas.

La consecuencia de todo ello es que la aventura internacional de las cajas de ahorros precisa fondos que las cajas extraerán de la venta de sus participaciones industriales, incentivando así la moda tan querida por el vicepresidente Pedro Solbes de que las cajas abandonen la economía real. En ello estamos.