La reforma fiscal ahora en cocina "revisará" las deducciones fiscales de vivienda y planes de pensiones. Precisamente, los únicos instrumentos de que dispone la clase media para recortar su factura fiscal. Pues bien, la vicepresidenta María Teresa Fernández De la Vega ya anunció que, en caso de suprimirse la deducción por vivienda, se respetarían las condiciones de los ciudadanos que actualmente hayan adquirido una vivienda y se encuentren hipotecados.
Y Solbes ha mantenido el compromiso expresado por De la Vega. Pero se tratará de la primera vez que un Gobierno realiza una reforma fiscal aplicando el principio de la "irretroactividad fiscal". Es decir, a partir de la reforma fiscal, los ciudadanos que firmen una hipoteca no tendrán acceso a la deducción fiscal de la que sí gozan los millones de ciudadanos que la firmaron hasta antes de la reforma.
La medida provocará un empujón de las hipotecas en estas fechas, para aprovechar la última oportunidad de poder recortar la factura fiscal. Gozar de deducción o no es un abismo de diferencia para la mayoría de las familias españolas. Empujón del sector constructor, promotor y financiero. La economía salvada por la campana. ¿Y después? Después, ya veremos. Pero, de momento, se salvan los muebles de manera artificial. Y quizás después, con el viento de cara, sea el momento de la rumoreada convocatoria de elecciones anticipadas.
Por otra parte, el Gobierno tiene escaso margen de maniobra. Eliminar la deducción fiscal a los millones de hipotecados supondría de facto elevar sustancialmente la mora bancaria ante la imposibilidad de impago. Además, supondría una verdadera revolución social de los mismos votantes socialistas. No puede ser y además es imposible, que diría Guerra. Así que el Gobierno se dispone a aplicar el principio de la irretroactividad fiscal por primera vez en la historia de la joven democracia española.