Actualmente, es posible estudiar religión católica, musulmana, evangélica y judía. La más desarrollada es la católica por motivos de mayoría social y mejor organización. En el caso de religión musulmana, esta asignatura sólo se está cursando en Ceuta y Melilla, aunque formalmente podría impartirse en cualquier parte de España con un número de alumnos suficiente. No existen, sin embargo, clases de religión judía y evangelista por la ausencia de profesorado preparado para ello, ya que los profesores deben de demostrar idoneidad: titulación adecuada y preparación docente.
El caso es que el decreto gubernamental del pasado 28 de mayo paralizó la alternativa de cultura religiosa, regresando a las alternativas lúdico-devaluatorias. Lo que pretende esta plataforma es regresar a la dignidad de la asignatura religiosa contemplada en la Ley de Calidad de la Enseñanza.
Y el asunto corre prisa. Porque la intención del Gobierno ZP es tener un proyecto alternativo entre diciembre y enero, que, tras su aprobación en el Consejo de Ministros, sería remitido al Consejo de Estado para su posterior tramitación parlamentaria y su implantación el curso que viene. La Federación de Religiosos de la Enseñanza (FERE) continúa expulsada del Consejo de Estado y su presidenta, Marta Mata, ya ha anunciado que la religión quedará fuera del horario escolar y, por tanto, ajena al currículum académico. Es lo que tiene enfocar los últimos días de una vida anclado en los a prioris ideológicos.
Como se ve, la situación no resulta sencilla y la plataforma trabaja a destajo para presionar a un Gobierno que muestra una escasa sensibilidad hacia una asignatura demandada por el 85% de los padres, incluido el propio presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Coherencia?