Sr. Director:
Es grande el poder de los medios de comunicación para influir en la sociedad y que ésta se refleja en las páginas de los periódicos, programas de televisión y radio y en las campañas publicitarias. Los profesionales de los medios no son los responsables directos de la pérdida de la conciencia moral, la hipocresía de la sociedad actual, la gran tolerancia y permisividad, el aumento de la violencia y la falta de respeto a la vida. Pero sí lo son en parte, porque los discursos periodísticos, las imágenes de televisión y la publicidad influyen en los comportamientos y actitudes de los ciudadanos.
En el momento actual, el matrimonio y la familia, según algunos medios de referencia dominante insisten en que estas dos instituciones naturales están en crisis y que la indisolubilidad matrimonial y la familia numerosa son algo pasado de moda, fruto de una historia que conviene olvidar. Y esto no es así. La familia es, particularmente hoy, el lugar privilegiado para lograr la humanización social. Los padres tienen la gravísima obligación de educar a sus hijos y los medios de comunicción, la Administración y la sociedad tienen que reconocer este derecho humano. Sobre el matrimonio, la cultura dominante y de la que se hacen eco los medios, trata de prescindir el sexo del amor, como si fueran dos cosas separables.
Se está frivolizando con la sexualidad humana, como si ésta no fuera algo profundamente humano. Hoy es forzoso poner de manifiesto que la familia humana, el grupo formado por los padres y los hijos, es algo insustituible en cualquier sociedad moderna y debe ser ayudado y protegido por todos. También por todos los medios de comunicación.
Clemente Ferrer Roselló
clementeferrer@yahoo.es