Lo último en lo que he pensado es en el efecto sobre las entidades financieras

Rajoy pedirá el mantenimiento de la deducción por vivienda para salvar al sector de la construcción que ya empieza a apuntar que puede ser su puntilla. Contrasta el enfado del mundo inmobiliario con la satisfacción de ANFAC. Y es que -probablemente- la desgravación se iba a precio y beneficiaba al promotor en lugar de aliviar al comprador. Pero la medida se podía haber tomado en el 2004, cuando la demanda estaba echando bombas. No se hizo porque el Gobierno recaudaba con el calentón y la economía iba como un tiro. Si funciona, no lo toques.
Ahora que la demanda está hundida, resulta que esta medida puede ser la puntilla. Una más, lamentan en el sector. Pero Zapatero insiste en que su objetivo es modificar el modelo productivo para que cuando se produzca la recuperación, no se vaya el ahorro al ladrillo, sino a sectores más productivos. ¿Está mal ahorrar en la propia vivienda? Y segundo: ¿cuáles serán esos sectores más productivos, los que señale Sebastián con su fondo de 20.000 millones de euros?

Zapatero también señala que su objetivo es liberar el actual stock de viviendas: 700.000, según él, un millón, según OHL. Obviamente, la presión de la supresión de la desgravación puede incentivar la demanda. Pero, ¿por qué no incentivar la demanda con un plus de desgravación temporal? Porque la eliminación de la desgravación supondrá una subida de impuestos sustancial.
Última derivada. Zapatero sale al paso de quienes censuran que en relacidad se trata de una medida para ayudar al sector financiero. Zapatero lo niega. Asegura que en lo último que he pensado en los últimos días es en el efecto que pudiera tener sobre las entidades financieras. Falso o irresponsable. Es evidente que las entidades serán doblemente beneficiarias. Por una parte liberarán su particular stock de viviendas embargadas, que no son pocas. Y en segundo lugar, si las promotoras sacan producto podrán hacer frente a los préstamos en lugar de refinanciarlos. La dimensión financiera es evidente. Y si Zapatero no la ha visto, conviene preocuparse un poco más.