La experiencia de la redactora Nicky Taylor entraba en el diseño de un plan con el que la cadena televisiva BBC del Reino Unido, anhelaba indagar hasta qué punto puede ser perjudicial humear diversos estupefacientes, Taylor aseveró: "Me sentí absolutamente aterrorizada.
Estaba tan asustada que no podía levantarme de la silla" y "De pronto me pareció que todo el mundo me odiaba. Ése ha sido uno de los momentos más horribles de mi vida". Se trataba de indagar cuáles son las secuelas que la droga aguijoneaba en su cerebro y su morfología y conocer qué notan los millones de anglosajones que la derrochan tras un consumo masivo. Unos quince millones la han catado en alguna eventualidad y hasta cinco millones de drogadictos, la fuman habitualmente.Asevera Nicky: "Además, quería saber si es verdad que la droga te conduce a la locura". Así que partió para Holanda y empezó a trajinar en una de las tabernas legalizadas para comerciar narcóticos.
Para evidenciar hasta qué punto aguantaba, ajada su posibilidad de cohesión, se propuso la faena de ensamblar un mueble, cuando ya vegetaba drogada: "Terminé en el sofá, sin sentido, con todas las piezas del armario esparcidas por el suelo.
La droga había acabado con mi capacidad de raciocinio". Luego de un mes humeando cannabis diariamente, "sentía como si mi cerebro se hubiera convertido en un líquido viscoso".
El consumo de estupefacientes produce un deterioro físico y psíquico que transforma el paraíso de unos instantes en un prolongado e insoportable infierno. La droga es un camino de ida, sin retorno.
Clemente Ferrer Roselló
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