Como todo el mundo sabe, el ejército en general, y el español en particular, está caracterizado por la "cortesía": "Disculpe señor, pero debo introducir mi tanqueta donde usted tiene depositado su pie". La explicación de la Oficina de Información Diplomática sobre las fragatas españolas dirigidas a Guinea Ecuatorial resulta muy jocosa: Nuestros marinos iban a realizar una visita de cortesía, tal y como había acordado la ministra de Exteriores, Ana Palacio, en Malabo el pasado mes de noviembre. 

El problema es que una vez detectada la cortés e incógnita visita, nuestros marinos han optado por volver a casa y tomar el té más tarde. Y la policía es tonta. El Gobierno español mantiene un tutelaje vergonzante de un régimen que resulta totalitario y violador de los derechos humanos. Es verdad que desde Madrid prepara y organiza el Gobierno en el exilio. Pero los intereses petrolíferos de Repsol en la zona, pesan más que los derechos humanos en la isla. Eso sí, con mucha cortesía.