Sr. Director:

Les escribo como último recurso frente a la tenacidad de una entidad financiera con la que no tengo ni he tenido ninguna relación pero que desatiende las peticiones de los ciudadanos.

Hace algunos años tuve la desgracia de dar mis datos personales a la Caja de Ahorros del Mediterráneo con motivo de una Universidad de Verano. Desde entonces, me bombardean con publicidad de sus actos culturales. El asunto no tendría más importancia si no fuera porque, al cambiarme de domicilio, las cartas le siguen llegando al nuevo inquilino de la casa, que anda un tanto mosqueado. Ni las cartas dirigidas a directivos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo ni los impresos de la Agencia de Protección de Datos han dado resultado. Ellos siguen, erre que erre, mandando publicidad con el consiguiente trastorno para quien la recibe y ni siquiera es el destinatario.

Particularmente, en mí han creado una animadversión enorme hacia esta entidad acosadora del inocente ciudadano.

Teresa García-Noblejas

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