La contaminación de lagos, ríos y aguas subterráneas reduce el suministro de agua potable. A su vez, la agricultura consume gran cantidad de agua dulce, por lo que incrementar la productividad de esta liberaría volumen de agua para otros usos.
Pero contrariamente, uno de los sectores económicos amenazado por esta escasez de agua es la agricultura. A este respecto, Alexander Müller, director general adjunto de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), señalaba que "la agricultura supone cerca del 90 por ciento de consumo de agua dulce, pero se necesitan entre 2.000 y 5.000 litros de agua para producir suficientes alimentos para una persona en un solo día".
Por ello, incrementar la productividad de los recursos hídricos en usos agrícolas puede liberar agua para otros usos, es más, si la productividad agrícola pudiera mantenerse con un descenso del uno por ciento en el consumo del agua, supondría un aumento del 10 por ciento de disponibilidad de agua para otros sectores. Cierto que la agricultura es quien más agua gasta pero también es que más ahorra.
Domingo Martínez Madrid
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