La mayoría simple con la que ganó el PSOE las elecciones del 14 de marzo le obliga a llegar a acuerdos parlamentarios con los socios que le auparon al Gobierno. La postura de Izquierda Unida (IU) es de "mayordomo" del PSOE, como denuncia Julio Anguita, aunque con críticas a la labor de Gobierno como la censura del envío de tropas españolas a Afganistán.

 

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) prosigue con su tradicional estrategia de tensar la cuerda. El "lehendakari" Juan José Ibarretxe asegura que su Plan soberanista garantiza la paz y la relación "amable" entre España y Euskadi. Y eso a pesar de que el secretario general del PSE, Patxi López, le tendiera la mano ofreciéndole un acuerdo en el País Vasco "a lo Maragall". No obstante, Erkoreka ya ha ofrecido una alianza para toda la legislatura. Recordemos que De la Vega ha anunciado  agotar la legislatura y, por tanto, posponer las reformas constitucionales para hacerlas coincidir con los próximos comicios.

 

Más cauto ha sido ERC que oferta un acuerdo año a año. De momento, para este año reclama más inversiones para Cataluña, especialmente ferroviarias. CiU también está en la ronda de acercamientos. Duran i Lleida exige participar en la toma de decisiones del Gobierno a cambio del apoyo de CiU. "No nos vamos a bajar los pantalones a cualquier precio", ha señalado. Sólo al precio que corresponda la bajada de pantalones...

 

La situación de la coalición catalanista es de una extraordinaria delicadeza. Su discurso nacionalista ha sido comprado por ERC, que le ha dejado sin nicho electoral. PSC protagoniza el nacionalismo moderado y ofrece unas inmejorables relaciones de influencia con el Gobierno nacional. Y como puntilla, el PSOE pretende reformar la Ley de Financiación de Partidos que les dejaría con el dique seco. A este paso, igual no quedan ni pantalones que bajar.