Con el anuncio de una segunda planta de enriquecimiento de uranio pone en solfa la desnuclearización

Barack Obama había lanzado la campaña de la desnuclearización mundial en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (por cierto, anulando el papel, una vez más, de la secretaria de Estado, Hillary Clinton). Dos días después, de la ONU neoyorquina a la Cumbre del G-20 en Pittsburgh, Irán se cargó la reunión y la campaña de Obama con el anuncio de que ya dispone de una segunda planta de enriquecimiento de uranio.

Se paralizó la cumbre -no así los mercados financieros, que cada vez hacen menos caso del acontecer político- y Obama, Sarkozy y Brown (los tres hombres más poderosos de Occidente, con permiso de Merkel) comparecieron conjuntamente en una alocución donde Obama advirtió a Teherán de lo peligroso de su posición.

Al mismo tiempo, el primer ministro israelí Netanyahu advertía que no permitirá que Irán posea la bomba atómica. Y ahora, no nos engañemos, los judíos saben que pueden verse obligados a actuar solos.