Esto del derecho internacional es un animal lento y pesado hasta la toma de decisiones. Una vez tomada (jueves 17), el asunto se precipita, aunque no sabemos hacia dónde, porque seguimos sin conocer las posibilidades que otorga el tal mandato de Naciones  Unidas.

Para los gobiernos partidarios, también el español, todo es muy simple: como la ONU ha dicho sí, esto es una guerra legal, que contrasta con la ilegal de Irak.

Lo cierto es que los norteamericanos comenzaron a bombardear Afganistán antes de que la ONU diera el visto bueno y lo mismo ocurrió con los Balcanes. Luego llegó el permiso, sólo luego.

Y como la verdad no existe, resulta que lo que importa en una guerra no es si se trata de un conflicto moral o inmoral, sino legal o ilegal. Naturalmente, cuando se cambia la verdad por legalidad nos topamos con un problema mucho más grave que de la moral, porque existen leyes injustas mientras no existe una moral injusta. Y naturalmente, si no nos ponemos de acuerdo sobre la moral, que se apoya en la justa razón -traducido al román paladino, en el sentido común- mucho menos nos pondremos de acuerdo sobre quién marca la legalidad o ilegalidad de un acto. Tanto es así, que Naciones Unidas, que no es más que un conglomerado de naciones independientes, ya se ha topado con la oposición al bombardeo libio por parte de Rusia, China o Alemania.

Y las consecuencias son inmediatas: la Liga Árabe ya ha protestado porque "la protección de los civiles no precisa de una operación militar", además de acusar a los occidentales de haber bombardeado a civiles, aunque en la mañana del lunes la Liga afirmara que sí aprueba la operación. Como se puede bombardear desde el mar y desde el aire sin causar víctimas civiles, especialmente cuando todos los tiranos tienden a colocar sus armas y sus militares al ladito mismo de la población a quien se pretende liberar.  

Dejando a un lado la legalidad o moralidad del bombardeo, el error de Occidente sigue siendo el mismo de siempre. Puedes tumbar a Mubarak o Gadafi pero, ¿tienes preparado el relevo? Un relevo democrático, que respete los derechos humanos. Insisto: en el siglo XXI, el mejor bombardeo posible es por Internet. Si quieres derribar al dictador libio -y es bueno derribarle- lo que tienes que hacer es apoyar y financiar a los grupos de oposición democráticos (no a los Hermanos Musulmanes) y utilizar la infovía global para crear una opinión pública dispuesta a derrocar al tirano. Y, además, ayudar económicamente a los rebeldes para que puedan dar de comer a su población. Y eso, aunque tus empresas allí presentes protesten.

Occidente no quiere invadir Libia porque ya ha aprendido en Irak y Afganistán lo que ocurre cuando desembarcas con la infantería: cambias la guerra por el terrorismo, aún más cruel. Por eso recurrir a la superioridad tecnológica, al bombardeo desde buques y aviones, que es el tipo de guerra más cobarde.

Conclusión: si quieres derrocar a Gadafi debes tener previsto quién le va a suceder.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com