En ocasiones llegamos al colmo: en Europa hoy se aplaude a personajes como Lula da Silva, uno de esos tipos, los hay por miríadas, que han pasado de marxistas progresistas, es decir, que se han olvidado de la dictadura del proletariado y ahora sólo se preocupan de mantener su imagen de izquierdas propagando el aborto y la homosexualidad y cuidando su imagen de estadista internacional revolucionario. Es decir, que combina la inaceptable dureza policial con la inaceptable violencia mafiosa de los barrios bajos, ambas le son útiles y ambas las utiliza con insondable maestría. Naturalmente, el rojo Lula es el ídolo -aunque cada vez menos- de potentados europeos como Ana Patricia Botín. Naturalmente, su sucesora -la de Lula no la Ana Patricia- es una guerrillera de espíritu progre-totalitario.
Eso sí, cuando hay que limpiar Río de Janeiro para que luzca como sede olímpica, Lula suelta a su militares, un pelín brutales en los barrios marginales.
Otro fraude hispano americano en el mexicano Felipe Calderón llegado al progresismo, en este caso, desde la derecha. Queda un tercer caso, el de otro tiranuelo progre, esta vez venido del magma montonero -sin arriesgar, ¿eh?- que son los argentinos Kirchner. Aquí no caben distingos ideológicos: se trata de dos cleptómanos sin escrúpulos.
Pero en algo coinciden los tres, Brasil, México y Argentina, Lula, Calderón y Kirchner: los tres se dedican a boicotear al país que ha librado una lucha por la democracia verdaderamente encomiable: Honduras.
EL 17-18 de mayo se celebra una cumbre UE-Hispanoamérica, coincidiendo con la notable y victoriosa -un antes y un después, oiga usted- Presidencia española de la UE. Pues bien, el tirano venezolano Hugo Chávez y el semitirano -más peligroso por menos atrabiliario- ecuatoriano Rafael Correa, se niegan a acudir si en la reunión está presente Porfirio Lobo, presidente de Honduras. ¿Qué es lo que ha hecho Honduras? Impedir que el ex presidente Mel Zelaya, aprendiz de chavista, forzara la ley para mantenerse en el poder. Por medios pacíficos, Honduras aguantó las arremetidas de Venezuela, México, Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, etc., y se mantuvo firme. Hoy Porfirio Lobo es el presidente legítimo -conste que no me gusta, pero- que ha sabido mantener el tipo frente a todos los chantajistas hispanos y frente al chantaje el Gobierno español.
Hispanoamérica se despeña y Europa mira hacia otro lado.
Naturalmente, Zapatero y el canciller español Miguel Ángel Moratinos, siempre cobardes, cederán, pero abandonar a Honduras no es sólo abandonar a los nuevos tiranos hispanos sino al principio básico al que debe aferrase la democracia para sobrevivir: la limitación de mandatos de los presidentes de Gobierno y primeros ministros en el poder. Dos mandatos de cuatro años parecen más que suficientes. En todo país que no imponga esos límites -por ejemplo, España- la libertad corre serio riesgo.
Y la guinda de la tarta: el peligroso cantamañanas, otro aprendiz de tirano, Antanas Mockus, del partido verde, podría imponerse a Colombia al conservador Juan Manuel Santos. ¡Que nos pille confesados!
Eulogio López
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