El cinismo 9 mm parabellum de un personaje como el ministro de Interior, don Alfredo Pérez Rubalcaba le permite aparecer ante las cámaras de TV y asegura que el número de delitos disminuye bajo su mandato.

Lo cierto es que la gente tiene miedo y que no lo tendría si las afirmaciones de Rubalcaba fueran ciertas.

Asaltos en plena calle, a comercios y también en domicilios, asaltos realizados con rabia, con violencia extrema, con ganas de hacer daño, no con la marca del crimen organizado, que también hay, si con el la desesperación. Basta con hablar con los vecinos, con los comercios, con los dispensarios, con las escuelas con las parroquias. Das una patada y te encuentras con muchas historias que contar. De la misma manera que la crisis ha colapsado los albergues y comedores de caridad, también ha destapado la rabia, la desesperación y, atención, la impunidad.

En definitiva, ¿por qué la delincuencia se ha disparado en España mientras el Gobierno Zapatero asegura que, con las estadísticas en la mano, ha disminuido? Pues muy sencillo: porque la gente no denuncia. Toma sus decisiones para, en la medida de lo posible, evitar nuevos sustos y punto. En España, la gente de bien no confía ni en la policía ni en los tribunales, a los políticos no se les cree.

Pero el rey de los cínicos insiste. Según sus estadísticas lo que aumentan son los delitos contra la seguridad vial y la violencia de género, es decir, los dos delitos artificialmente creados por el propio Gobierno, las dos tipologías delictivas que el Gpbierno tiene interés en perseguir. El resto lo sufre el ciudadano, porque está claro que a don Alfredo nunca le van a atracar por la calle: para eso le pagamos sus guardaespaldas.
Eulogio López

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