Quiero manifestar mi pesar por la muerte del juez, del abogado compostelano Clemente González Peón, al que tuve la suerte de conocer en años bastantes conflictivos en Santiago de Compostela tal y como fueron los finales de los 70 y principios de los 80.
En esas épocas, en Santiago de Compostela, el que suscribe, junto al Príncipe Galín y otros amigos, llevamos a cabo diferentes luchas, pacíficas pero firmes, para hacer frente a diferentes problemas ciudadanos, universitarios, existenciales y sociales que nos preocupaban.
En primer lugar, planteamos diferentes iniciativas y movilizaciones para defender la peatonalización de la Ciudad Vieja de Compostela y en lo que colaboro activamente el gran pensador español Agustín García Calvo, entre otros.
Esta peatonalización debería ir acompañada de la correspondiente creación de plazas de aparcamiento que, como sucede en otras ciudades parecidas a Santiago, permitiesen que la Ciudad Vieja no se viese penalizada en este sentido.
Recuerdo cuando había que bajar por el Preguntoiro escudando los coches; cuando los coches aparcaban en las Plazas del Obradoiro, Platerías, Toral, Cervantes, etc. Hubo algunos que intentaron agredirnos por pedir dicha peatonalización.
Clemente González Peón desde el Ayuntamiento, de forma muy positiva y dialogante, apoyó peatonizar la Ciudad Vieja pero tratando de conjugar las posturas enfrentadas y de evitar crispaciones, tensiones innecesarias.
Con motivo del Movimiento Universitario de los Pisitos Buenos, Bonitos y Baratitos, del Cerdo Juan Jacobo Paradox, del Burro Zenón de Kotapos del Conejo Prometeo Encadenado y de las insignes gallinaceas que irrumpieron en el paraninfo alborotando el gallinero universitario, llevado a cabo por la Coordinadora Aberta de Servicios Universitarios e da Vivenda y que, en los cursos universitarios 1979-80, 1980-81, dio lugar a muy fuertes conflictos en la Universidad de Santiago de Compostela (la única en ese momento y que fue cerrada por el Rectorado durante una semana debido a la fuerte conflictividad) y que después se extendieron al resto de Galicia y a otros sectores, los portavoces de dicho movimiento (Rogelio Conde Pumpido, Daniel Soutullo, Juan Vázquez Mao, el Príncipe Galin-Juan Luis Mari Solera y el que suscribe), en un momento de gran tensión y cuando se nos cerraban todas las fuertes y había una fuerte represión, fuimos muy bien tratados en el Ayuntamiento de Santiago de Compostela por Clemente González Peón.
En efecto, Clemente González Peón, como Teniente de Alcalde y como Alcalde en funciones, nos atendió muy bien y valoro muy positivamente la seria alternativa que le presentamos sobre la vivienda y que incluía un estudio empírico sobre la fuerte especulación de los pisos que había en Santiago y sobre las muy malas condiciones en que se alquilaban buena parte de los pisos a los estudiantes y, además, a precio abusivos y con contratos con cláusulas leoninas, muy perjudiciales para los estudiantes.
Desde estos dos casos, conocí a Clemente González Peón y, a partir de ahí, siempre nos tratábamos con respeto, amabilidad y amistad, y, cuando nos veíamos en Santiago, comentábamos la actualidad local, nacional e internacional.
En este sentido, tengo que decir que le plantee algunas dudas jurídicas que tenía sobre el conflicto de la Coordinadora Nudista Ecológico Radical (A partir de San Pablo: Desnudaos del hombre viejo pero sin olvidar nunca los buenos principios); caso en el que, el que suscribe, hizo de abogado defensor de una parte de los procesados nudistas, detenidos en la playa de Baroña por la Guardia Civil en el verano de 1983 y, en un principio, acusados del delito de escándalo público.
Don Clemente fue muy amable y me dio muy buena información jurídica que me fue de gran utilidad. Los nudistas procesados, y cuyo juicio tuvo lugar en el juzgado de Noya, fueron absueltos.
Posteriormente, colaboraríamos en otros sonados casos gallegos y españoles.
Don Clemente fue un señor, elegante por fuera y por dentro. Ha muerto un buen compostelano, gallego y español. Descanse en paz.
Miguel Cancio
miguel.cancio@usc.es