El ministro de finanzas griego se considera víctima de un movimiento especulativo que está atizando contra la deuda griega, cotizada a 300 puntos básicos por encima del bono alemán. Advierte además que España y Portugal serán las próximas víctimas de ese movimiento especulativo y reclama la existencia de bonos europeos para evitar la brusquedad de los movimientos.
Por supuesto, Alemania no va a aceptar soportar el riesgo de la deuda griega. Bastante es que acepte sufrir indirectamente los efectos por la vía de la moneda única. Pero es que además, hay dos elementos añadidos: Grecia mintió en sus cuentas públicas. Y no es la primera vez porque Grecia ha sido el país que peor ha utilizado los recursos de la UE; España uno de los mejores. Nuestro país tampoco ha mentido, que se sepa.
Otra cosa es que las cuentas del Reino de España no sean lustrosas sino todo lo contrario. España además pesa cerca de un 20% del PIB de la eurozona y por tanto, su salud financiera preocupa mucho más que Grecia que apenas pondera un 2%. Este es quid de la cuestión. La ausencia de credibilidad de Zapatero y el serio deterioro de nuestra economía ha despertado además un pánico vendedor. Pero de ahí a emitir bonos europeos hay un gran abismo.