Sr. Director:
Poco prestigio les queda ya a estos fracasados ante la sociedad; prueba de su desesperación la encontramos en su empeño por acosar, provocar e insultar a otros jóvenes que se preocupan por objetivos más nobles y honestos que los suyos.

 

No tienen nada que hacer, aparte de lo que les ordene su fundador, Rubalcaba, y el Gbierno que todavía padecemos.

Su esquizofrenia es tal que, para hacerse notar, invaden los tiempos en los que el mundo entero ha dedicado a todos sus jóvenes de bien, para atender a la llamada del Sumo Pontífice y escuchar sus lecciones de amor, generosidad y entrega. Vemos todas las calles de Madrid llenas de unos jóvenes alegres, respetuosos, educados, pacíficos, jubilosos, correctos, procedentes de todos los países del mundo, conversando en decenas de idiomas distintos y provocando el gozo y la satisfacción de los que nos topamos con ellos.

Naturalmente esto es que lo les tiene profundamente amargados a los del movimiento Rubalcaba, violentos y enojados. Quieren "ser", pero su actitud no agrada a nadie y poco a poco les van retirando su estima; no es aceptada su violencia; tampoco el chavolismo que intentaban perpetuar en el espacio de todos. Cuando se presentaron como encolerizados por la grave situación de nuestro País, no lo hicieron contra los culpables, el Gobierno que nos llevó a ello, y desde entonces perdieron toda la razón.

Ramón Seguro Infante