Hablamos del primer grupo industrial del país, que vale 20.200 millones de euros. Ya no habla de especializarse en infraestructuras y servicios: habla de reducción. Insiste en que quiere reducir su participación en GN hasta e 15% tras la OPA. La Caixa se niega a confirmar si ha sufrido pérdidas de depósitos por la OPA de Gas Natural. Fornesa reitera que no quiere frases patrióticas, sino inversiones patrióticas. La entidad catalana reta al Banco de España: continuará como accionista de referencia del Sabadell
Hasta por cuatro veces preguntaron los periodistas a Ricardo Fornesa, presidente de La Caixa, y a Isidro Fainé, director general, pero por cuatro veces se quedaron con las ganas. Ocurría en Barcelona, en la mañana del viernes durante la presentación de los resultados de la primera caja de ahorros y, lo que quizás sea más importante, el primer grupo industrial español. Lo cual no es bueno, porque el problema no viene cuando una empresa dice que algo le ha dio mal, sino cuando, por no decirlo, un medio informativo consigue la exclusiva. Entonces el impacto es mayor y peor.
En cualquier caso, los depósitos -los créditos no se eligen, se sufren- de La Caixa durante 2005 crecieron un 17,5% en su conjunto. Ahora bien, eso no dice si ha funcionado el boicot a La Caixa y el anticatalanismo disparado por mor de la OPA, del Estatut y del señor Carod -de menor a mayor, que conste-. Lo que hay que saber es cómo han evolucionado los depósitos durante el último trimestre del año y fuera de Cataluña. Recordemos que la OPA se produjo el 5 de septiembre. Esa cifra es la que todos buscan y el equipo directivo se niega a explicitar. Y más que hablar de depósitos retirados hay que hablar de reducción en la apertura de cuenta y compra de productos. Esa es la clave, pero nos hemos quedado sin saberlo. Por lo demás, es cierto que tanto en activo como en pasivo, La Caixa creció con fuerza durante 2005, con unos créditos que han aumentado un 22%, porcentaje nada despreciable.
Quizás menos morbosas, por más relevantes, sean las palabras de Ricardo Fornesa sobre le grupo industrial. Recordemos que la cartera total de participaciones de la entidad catalana alcanza los 20.200 millones de euros, de los cuales 16.774 millones corresponden a las empresas cotizadas. La Caixa es accionista de referencia de empresa como Telefónica, Repsol YPF, Gas Natural, Agbar, Abertis o Inmobilairia Colonial. Está claro que en sectores estratégicos, la industria española no sería lo que es sin las inversiones de La Caixa. Por eso, Fornesa se pitorrea cuando dice que quiere menos frases patrióticas y más inversiones patrióticas, cuando algunos critican la voracidad de la OPA sobre Endesa. Y en este sentido tiene razón: si se trata de mantener empresas estratégicas en manos españolas -y tan española es una empresa radicada en Madrid como otra radicada en Barcelona- lo cierto es que la OPA de Gas Natural debe ser aplaudida por cualquier patriota. Otra cosa es cómo se ha hecho la operación. Por cierto, un detalle, aunque el cartel que presentaba el orador decía Ricard Fornesa, las preguntas formuladas en catalán fueron respondidas en castellano por el presidente de La Caixa. Significativo. El mismo presidente que no tiene reparo alguno en comenzar frases de la siguiente guisa: Saben ustedes que los españoles nos distinguimos por nuestras virtudes y nos parecemos en nuestros defectos.... Nosotros, los españoles, o sea.
En este sentido, el director general, Isidro Fainé, mantuvo una teoría aún más avanzada: las empresas estratégicas pueden ser del Estado, de fondos de capital riesgo -con todo el carácter especulativo que suponen, o de las cajas de ahorros. Escojan.
Pues bien, hasta ahora Fornesa había afirmado que La Caixa desinvertiría en todo aquello que no fuera infraestructuras, que es donde está más especializado. Ya saben, el ciclo completo agua, gas, petróleo, luz, teléfono. Y a ser posible, con factura única emitida por La Caixa. Nada que objetar a la venta de empresa como Caprabo o Port Aventura.
Ahora bien, el viernes daba un paso más. Además de esta especialización temática, afirmaba que en el ámbito industrial no vamos a crecer sino, en tal caso, a reducir. Estas palabras, pronunciadas inmediatamente después de aquellas en que insistía en diluir su participación en GN si finalmente se lanza la OPA (hasta ahora tenía un 35% y pasaría a un 5%, mientras que Repsol tiene casi un 30% y pasaría a un 5%) sí pueden representar un giro hacia las posiciones de un Emilio Botín o un Francisco González, dispuestos a vender cualquier empresa, por estratégica que resulte para el país, si surge un buen comprador. Y se lo advertimos: siempre acaba por surgir un buen comprador. Basta con tener cierta visión de futuro.
Y este cambio, cada vez menos paulatino, resulta especialmente significativo en La Caixa, que un año más ha vuelto a contar con la aportación de dividendos para empujar hacia arriba su margen de intermediación. No estamos diciendo que La Caixa no haya sido rentable. Lo ha sido, y mucho. Lo que decimos es que la inversión industrial no representa una rémora para la entidad, como dice el Banco de España, sino un espléndido apoyo, no ya en sus plusvalías, ni por puesta en equivalencia, sino en sus dividendos, por no hablar del negocio financiero que proporciona. A las cifras nos remitimos. En 2004, las diferencias entre ingresos y gastos financieros de La Caixa fue de1894 millones de euros. En 2005, esa cifra se elevaba a 2.193 millones, es decir, que con el negocio estrictamente típico de la banca, La Caixa había crecido un 14%. Ahora bien, el margen de intermediación se refuerza con los 290 millones de euros de dividendos, 2 más que en 2004, donde la aportación de su cartera industrial por esta vía, insistimos, sólo por esta vía, fue decisiva para el crecimiento del margen.
Por lo demás, el beneficio recurrente de La Caixa ha crecido un 20%, que se cuadriplicaría si contamos los resultados extraordinarios, producto de la venta... de su cartera industrial. Al parecer, las inversiones industriales de la banca no son tan malas como las pinta el Banco de España, y sobre todo, de lo que podríamos llamar la atmósfera imperante en el sector financiero.
Respecto a la OPA, hay que aclarar que La Caixa ha respondido ya a la denuncia de Endesa sobre la obligación de lanzar una OPA sobre Gas Natural, dado que posee más del 35%. Fornesa afirma que han demostrado que la ligazón entre consejeros y ejecutivos no obliga a esa operación. Incluso se permitió bromear con quienes tratan de establecer lazos entre consejeros: en una ciudad como Barcelona, decir que existen lazos porque pertenezcan al Circulo de Economía o al Circulo Ecuestre -famoso centro financiero de elite de la ciudad condal- me parece francamente exagerado.
Una última cuestión respecto a la OPA de Endesa recuerda que la tradición dice que la sede social se queda en la empresa opante. Es decir, que si la OPA de GN triunfa, la sede de GN-Endesa estaría en Barcelona.
Sorprendente, asimismo, la actitud de Fornesa sobre el banco Sabadell. La Caixa posee un 13,8, antes 14,7% del capital. Es sabido que el Banco de España no quiere que las cajas de ahorros compren o participen en bancos. Exigió a Caixa Galicia que se marchara del Pastor, ha exigido a Caja Navarra que abandone Bankinter e impidió que Bancaja se hiciera con el Zaragozano. Sin embargo, el gobernador Jaime Caruana mantiene el pulso con La Caixa, y su presidente, Ricard Fornesa, se aventuró a decir que tiene la intención de continuar siendo socio de referencia del Sabadell, aunque dejando claro que no participan en la gestión. A lo mejor ha llegado la hora de clarificar qué es lo que no pueden hacer las cajas de ahorros: participar en la gestión, tener consejero o tener acciones.
Apoyo total a Quintás a quien en La Caixa cubre de elogios. Lo mismo que en Caja Madrid, así que no es de extrañar que Juan Ramón Quintás renueve como presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). Quien manda, manda.
Respecto al Estatut, Fornesa aseguró que la idea parece ser es la de mantener la opción de la CECA y de las cajas: es decir, mantener la legislación básica en manos del Estado. Un eufemismo retorcido, para no explicar lo que realmente temen las cajas de ahorros: y es que el Tripartito consiga hacerse con la regulación e inspección de las cajas de ahorros. Romper la unidad de inspección es algo que hace temblar a más de un cajero. Para ser exactos, a todos.
Es sabido que Fornesa ha dado un giro al dividendo de La Caixa, es decir, a su obra benéfico-social, que es ahora menos cultural y de espectáculo y más volcada en lo benéfico y lo social, en forma de microcréditos vivienda barata y ayuda al primer empleo, principalmente. Eso sí, el pay-out de este singular dividendo es de un 25%, y del beneficio recurrente. Es decir, muy poco. Si vamos a emplear el término pay-out con propiedad, habrá que homologarlo a los bancos y sociedades anónimas, que dedican a remunerar al accionista -las cajas de ahorros a remunerar a la sociedad- la mitad del beneficio, no una cuarta parte.