Ya hemos publicado que el presidente de CEPYME, Jesús Bárcenas, ha mantenido un giro copernicano en su relación con el gobierno. Hasta hace poco, era el poli malo, el duro, el claro, el azote del gobierno. Eso mientras Ferrán solucionaba sus problemas de Aerolíneas con Moratinos y alababa la labor de Sebastián.
Pero las tornas han cambiado. Ahora resulta que Díaz Ferrán hace de poli malo y es Bárcenas quien afirma que el gobierno ha puesto toda la carne en el asador. La cosa no podía funcionar. Aún así, Bárcenas trató de escenificar el martes que las relaciones eran magníficas en lo personal y que en lo institucional, CEPYME formaba parte de CEOE. Ya sólo queda que nos demos un beso en público, decía Ferrán con sorna.
Por supuesto, no hubo beso. Tampoco buen rollo. Y ahora parece que las relaciones se enfrían. La excusa es que Bárcenas no ha representado suficientemente bien a los autónomos. La realidad es que Díaz Ferrán nunca ha creído en los pequeños empresarios y siempre ha pretendido convertir a la CEOE en una gran patronal de empresas grandes. Y aquí viene la tensión real. Porque los intereses de los grandes siempre ligados al poder- no son los mismos que los de los pequeños.