La conversión de las cajas en bancos obliga a las entidades a alcanzar unos requisitos mínimos de capital. En principio, Gobierno y Banco de España daban la posibilidad de que cada uno tomara las medidas que considerara oportunas. Lo cierto es que en la trastienda, MAFO presionaba a los nuevos bancos para deshacerse de sus participadas y últimamente las presiones eran ya públicas. Y han tenido su efecto porque algunas entidades ya han iniciado la venta de acciones.
El presidente de la CECA, Isidro Fainé, se ha resistido a pasar por el aro. Este miércoles insistía una vez más en lo que considera dos elementos esenciales de las cajas de ahorros. Fainé dice que cree en el capitalismo social: "El beneficio de las cajas debe revertir en la sociedad", por lo que el mantenimiento de la obra social es clave.
El otro factor importante son las participaciones industriales. Fainé no solo no quiere malvender, sino que considera que las cajas son un inversor que da estabilidad: "No preocupa a las cajas, pero debería preocuparnos a todos… apostamos por el mantenimiento de las carteras". Toda una declaración de intenciones, aunque lo difícil está en responder a las exigencias del mercado manteniendo la cartera y la obra social intactas.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com