Todos picamos, porque la masacre de los débiles ha alcanzado unas cotas tan altas que resulta difícil de aceptar que algo así esté ocurriendo ante nuestros ojos. Por eso, hasta los elegidos, es decir, los que tienen claro que donde hay genoma humano hay ser humano, y que la vida comienza con el grandioso y gratificante acto de la concepción, realizado a pachas entre un hombre y una mujer, se equivocan de vez en cuando y toman lo menos bueno por malo.
Eso es lo que ha ocurrido cuando una clínica barcelonesa ha ofrecido poner embriones en adopción. Porque, en efecto, la adopción parece la única forma de salvar a los miles de embriones sobrantes producto de la fecundación in vitro. En definitiva, que la tal clínica, de cuyo nombre no quiero acordarme, más que una compañía de adopción de embriones humanos es un banco de embriones, de seres humanos, que ha visto lo que los economistas llaman un nicho de mercado. Es decir, aquellos padres que ni con la fecundación in vitro consiguen tener un hijo, están dispuestos a tomar un hijo prestado. Para muchas mujeres, lo de menos es que ella no sea la madre biológica, ni su esposo o pareja el padre. La obsesión por la maternidad es, sobre todo, obsesión por el embarazo y el parto.
Así que no es de extrañar que la Generalitat se muestre feliz por la iniciativa, y que la clínica incurra en las siguientes contradicciones: Si son una FIV, es evidente que están cometiendo las siguientes barbaridades:
1. Fabricar seres humanos a costa de inflar de hormonaza a una señora. Cuando digo inflar de hormonas es hacerle lo mismo que se hace con las vacas y cerdas.
2. Realizar abortos selectivos, dado que introducen a la mujer varios embriones, más que nada para que el embarazo tenga éxito.
3. Producir embriones sobrantes, más que nada por si el matrimonio ávido de descendencia se anima a probar otra vez tras el primer fracaso, abonando los, pongamos, 3.000 euros del proceso (eso, en el mejor de los casos).
4. Ceder esos embriones sobrantes para que sean masacrados por investigadores sin escrúpulos.
5. En resumen, jugar a ser Dios, fabricando seres humanos.
Lo que hay que acabar de una vez por todas es con la fecundación artificial, dado que tener un hijo no es un derecho, sino, en tal caso, un deber, que provoca, a su vez, los muchos deberes que conlleva la crianza.
Y es que en ningún caso esta clínica barcelonesa, de cuyo nombre no quiero acordarme, ha decidido que su negocio es una bestialidad, y que la única manera de dar salida a los embriones sobrantes es la adopción por terceras parejas dispuestas a salvar esa vida naciente. No, la clínica barcelonesa, de cuyo nombre no quiero acordarme, como creo ha ver dicho antes, seguirá fabricando seres humanos para el matadero.
Sí a la adopción prenatal, pero antes hay que cerrar el grifo de la FIV, así como prohibir la instigación con seres humanos.
Por cierto, ha muerto Christopher Reeve, el actor que encarnó a Superman. Un periódico le ha convertido en icono moral, por su defensa de la investigación médica con células madre embrionarias, es decir, troceando embriones. Al pobre Reeve nuestro sistema mediático, que crean atmósferas ambientales opresivas y que actúan como verdaderos policías del pensamiento, le habían convencido de que trocear embriones era la vía más segura para su curación. Es falso, naturalmente, nadie ha curado a nadie destrozando embriones, y sí se ha curado con las terapias génicas basadas en células adultas, con las que no matas a nadie. Pues bien, es lo mismo. La desvergüenza del imperio de la muerte es de tal calibre que hoy mismo he podido leer que las células madre adultas tiene un potencial menor que las embrionarias. La verdad es que sucede todo lo contrario. Las células madre adultas no provocan rechazo, entre otras cosas porque suelen utilizarse las del propio paciente, mientras que las células madre embrionarias, procedentes de otro ser humano, no sólo termina con la vida del donante forzoso, no sólo no han conseguido ningún éxito, sino que incluso pueden tener efectos colaterales, como, por ejemplo, el desarrollo de tumores.
Reeve ha sito utilizado por todos. Por ejemplo, por el Partido Demócrata norteamericano, John Kerry lo utilizó hace bien poco tiempo, por la progresía internacional empeñada en lanzar ahora la clonación terapéutica (que es como otra vuelta de tuerca a la masacre de las clínicas FIV). Ahora es el momento de decir, Descanse en paz.
Eulogio López