España se opone a estas nuevas medidas sancionadoras. Se pretende que el desequilibrio de un país no afecte la estabilidad de la eurozona.
Que viene el lobo. Si la situación prosigue por las sendas actuales, el Gobierno económico de la Unión Europea le va a dar otro palo en la cabeza a España.
Y lo malo no es gritar que viene el lobo, si no que el lobo ya está aquí. Los ministros de economía quieren endurecer las sanciones a los países de la eurozona con déficit o con desequilibrios excesivos. ¿Las sanciones? Pues serían de hasta el 0,2% del PIB (2.000 millones de España para España) para los países con déficit excesivo, que además se activarían antes incluso de superar el umbral del 3% del déficit público previsto en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El dato negativo es que en España ronda el 10% y aunque los planes de ajuste pretenden rebajarlo hasta alcanzar las cifras permitidas, esto implicará un par de años y con los presupuestos generales que se avecinan, quizás un poco más. Y en caso de que se produjera un desequilibrio excesivo, la multa sería de un 0,1% para los países de la eurozona que no adopten las medidas recomendadas para frenar la pérdida de competitividad.
Si bien es cierto que es bueno tomar medidas para controlar el creciente déficit público de los países de la eurozona, llama la atención que países como Alemania y Francia, que fueron los primeros en no vigilar que su déficit creciera hace unos años y que se negaron a pagar las sanciones que se les impusieron, sean los que ahora más se empecinen en multar a los países infractores. Pero es que está claro que en las locomotoras económicas hay vagones de primera y otros de segunda y el lugar de España es bastante claro.
Andrés Velázquez
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